Diario de León

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La antorcha de la discordia

Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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HACE unos diez años, según se dice ahora en algunas facultades de periodismo, se produjo el primer acontecimiento realmente global en la historia de los hombres: la muerte en circunstancias trágicas de «lady Di», seguida al unísono por multitudes en los cinco continentes. Algo parecido sucede con el viaje de la antorcha olímpica, cuyo recorrido está sirviendo para recordar al mundo que en Pekín, su destino final, está instalado un régimen represivo que, según los manifestantes globales, no merece el regalo de unos Juegos y, entre otras cosas, utiliza la fuerza contra el nacionalismo tibetano. Es tal el impac to alcanzado, vía TV, por las man ifestaciones en Londres y, sobre todo, París, que el CIO ya considera la posibilidad de cancelar el viaje de la antorcha que debía terminar en agosto en Pe kín para abrir los JJ.OO. Veinte países iban a recibir el emblema olímpico y la etapa de San Francisco es clave. El CIO, un nido pol ítico que se retroalimenta a las mil maravillas con un tono endogámico que deja tibios al que se gastan las grandes federaciones deportivas, no sabe bien qué hacer. Pero su inclinación general es obvia: nada de politizar el deporte, prudente consigna de aplicación casi imposible. Su presidente, el belga Jacques Rogge, había capeado el temporal hasta ahora desde un doble principio: a) pedir a China una rápida y pacífica solución al asunto del Tibet, como si tal cosa fuera posible; b) unirse a la tesis magnánima y bienpensante de que los Juegosco ntribuirán a la democratización en China. Es la tesis de Samaranch, quien presidió el COI 21 años y hombre de la casa por excelencia, hostil a todo boicot político y pragmático sin límites, quien cree que, después de los Juegos, China será más abierta. No es seguro que en Washington piensen lo mismo, pero el único mensaje del presidente Bush hasta ahora va en una dirección parecida: pienso estar en la apertura y disfrutar con los atletas¿ Sólo una cosa es completamente segura hoy: el nacionalismo tibetano ha ganado más puntos en tres días que en los 19 años transcurridos desde que el Dalai Lama ganó el Nobel de la Paz.

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