Construir y destruir

HOY sí, la segunda va a ser la vencida: Rodríguez Zapatero será confirmado como presidente del Gobierno. Se abre hoy un camino de cuatro años que trae aromas nuevos, esas «buenas sensaciones» de las que hablan los ciclistas cuando deben afrontar un duro y largo puerto. Los observadores de la realidad social y política han coincidido en la misma apreciación a raíz del debate de investidura: hay signos que permiten atesorar confianza en el futuro inmediato. Parece haberse leído el mensaje esencial del 9-M: basta de veleidades y crispaciones interesadas, pongámonos a trabajar, y a pactar, sobre lo fundamental para construir un lugar en el que se pueda vivir y convivir; pongamos al ralentí esa alocada máquina centrifugadora que ya no da más de sí y que nos puede arrojar a un futuro inquietante y ajeno al sentido común; dejemos, en fin, a las nuevas generaciones un lugar del que puedan sentirse orgullosos. Cuando se apartan, por injustos, los estereotipos que ocultan la realidad de nuestra juventud (que es decir nuestro futuro), se contempla un paisaje de gentes muy preparadas, más abiertas al mundo de lo que nunca lo han estado los jóvenes españoles. León está, debe estar, dentro de este espacio que mira con confianza al futuro. Ayer mismo nos mostraban a un grupo de periodistas los entresijos del nuevo edificio del Inteco, ya una realidad en el polígono de La Lastra, y ciertamente, se adentraba uno en una dimensión desconocida: «¿esto es León?». Ahora es ya tangible lo que, en sus prolegómenos, suscitó no poco escepticismo; quizá, fundamentalmente, por la dificultar de trasladar y hacer comprensibles a la sociedad estas novedosas apuestas tecnológicas de las que, -salvo que consintamos encerrarnos en un cutre cazurrismo-, no podemos quedar al margen. Zapatero puso énfasis durante el discurso de investidura en la importancia de dar prioridad presupuestaria a la educación y a la investigación y desarrollo (eso que se resume en el I+D+i) lo que permite pensar que este tipo de proyectos (que en definitiva propician el desarrollo de nuevas empresas) van a tener el apoyo necesario para garantizar su consolidación. Sería absurdo creer que este itinerario va a ser fácil. Ahí está, ya muy presente, una crisis económica de la que nadie va a salir indemne pero que en León coincide con una serie de inversiones públicas de gran trascendencia (el citado Inteco, el AVE, Palacio de Congresos...) que, aunque con un retraso lacerante, sobre todo en materia de comunicaciones, deben sentar las bases de un futuro más esperanzador. Por cierto que haría bien la concejala del PP, María José Alonso, ahora que las puertas del Inteco están bien abiertas, en darse una vuelta por allí y conocer de primera mano lo que ya se hace y lo que se quiere hacer (¿a qué espera? ¿no es ésta una de sus obligaciones?). Mientras tanto, no está mal algo de prudencia y continencia verbal. Qué gran ocasión perdió ayer la concejala de estarse calladita; a más de uno, al contemplar sus grandes dosis de escepticismo sobre el Inteco, le vinieron a la memoria algunos maravillosos proyectos de su partido que ni vieron ni nunca verán la luz. Una cosa es el ejercicio de la oposición y otra es la oposición burda y destructiva.