EN EL FILO
Diálogo en el Congreso
AYER, día siguiente a la inauguración de la nueva legislatura bajo el signo, obviamente voluntarista, de diálogo y consenso, se reunieron los portavoces de los grupos socialista y popular para sondear las posibilidades de entendimiento. El entendimiento entre Alonso y Sáenz de Santamaría es posible, aunque, de producirse, sería tras negociaciones difíciles y en cierto modo laberínticas. Porque es complicado negociar el intercambio de mercancías muy diferentes. Entre la renovación del caducado Consejo del Poder Judicial y la composición de las comisiones parlamentarias sólo hay una coincidencia: el reparto de cuotas de influencia. Pero no debe equipararse el chalaneo sobre cuotas en el CGPJ, órgano rector de la Judicatura, con el número de presidencias de comisión que acaben repartiéndose los dos grupos mayoritarios. Y en eso parecen estar ahora. Para el G obierno y el PSOE, la renovación del CGPJ y el acuerdo sobre los cuatro miembros del Tribunal Constitucional con fecha de caducidad sobrepasada es un asunto prioritario, mientras que al PP, de momento, lo que más parece interesarle es no perder e incluso ganar espacios de influencia en la estructura orgánica del Congreso. Sáenz de Santamaría y Alonso dialogaron ayer por la mañana durante tres horas y, a mediodía, decidieron reanudar conversaciones a las seis de la tarde. La portavoz popular necesitaba informar a Rajoy de las propuestas socialistas, e informarse de hasta dónde podría llegar en un ejercicio muy moderado de flexibilidad. Alonso seguramente analizó con Jáuregui, su segundo en el grupo parlamentario, si deben ceder a todo lo que el PP pretenda o hacerle pagar la negativa a ceder un puesto en la Mesa del Congreso a una fuerza minoritaria. El PSOE había cedido dos, a CiU y PNV, y se ha quedado así sin mayoría absoluta, lo que presenta como un intento, por cierto logrado, de que el color de la Mesa del Congreso se parezca al que ofrece el pluralismo del hemiciclo. A la sociedad no le importa o le importa muy poco el número de presidencias que obtenga el PP en el Congreso, pero ante los recientes escándalos que se han producido en los tribunales de Justicia, como el de la niña gaditana Mari Luz, y otros de muertes por desprotección de mujeres amenazadas, y con sus amenazadores en libertad a pesar de tener penas de encarcelamiento, no da la sensación de en la clase política vaya a atreverse un partido a poner obstáculos a la renovación de los órganos judiciales y tampoco a la deseable adaptación del sistema judicial a las necesidades del siglo XXI.