Cuatro gotas

LA POLÍTICA es imprevisible, pero el periodismo también lo es. Quién nos iba a decir, a unos y a otros, que el próximo congreso de los populares iba a despertar tanto interés y desde tan pronto, más que una nueva entrega de Harry Potter. Rajoy calla, o habla poco al respecto, aunque estará pensando mucho. La condición humana es una mina, aunque no siempre de oro. Uno intuye que el PP necesita, en efecto, un gran debate ideológico interno, aunque sólo sea para que la sociedad diferencie lo que el partido mantiene de aquello que arenga Jiménez Losantos. ¿Un partido puede ser a la vez de derechas, conservador, centrista y liberal? Un poco lioso me parece, pero sea lo que sea ha de serlo de acuerdo a su tiempo. Y esto vale también para las izquierdas. Nadie sensato puede ejercer hoy de conservador o socialista de 1936; ni siquiera de 1968 o de 1975. Lo que uno sea ha de serlo acorde a la realidad social en la que vive, a los problemas actuales. Una ministra de Defensa ha pasado revista a tropas, y lo ha hecho embarazada. Eso no significa que la causa de la igualdad esté ya resuelta, sólo que los importantes avances logrados en este ámbito obligan a plantearse objetivos nuevos, y no darle vueltas a los ya superados, salvo por Berlusconi. A mi juicio, la gran aportación última del PP a la democracia fue la recuperación del centrismo. Asimismo, la propuesta de alcanzar una alianza de civilizaciones, pese al sarcasmo que inspira en algunos rivales, me parece otra importante aportación socialista, independientemente de que sea posible o no. Sí, sólo la guerra del agua rivaliza con el interés que ya despierta el congreso popular, aunque uno intuye que en aquella habrá más nubarrones que en este, en el que finalmente caerán cuatro gotas y bajo los paraguas.