TRIBUNA
El tranvía como transporte vital para León
LA MOVILIDAD URBANA nos permite racionalizar nuestro transporte, nos hace entender las ciudades como foco de actividad y no de contaminación, un entorno de agradable convivencia y no de ruidos o atascos. Por ello, aquellas ciudades que están reconvirtiendo su sistema actual de transporte, acaparado por voracidad del automóvil, se acercan cada día a un futuro más sostenible para el ciudadano y más próspero económicamente. Las ciudades españolas, gravemente degradadas desde la introducción desmedida del automóvil, buscan hoy ser pioneras potenciando el transporte público, para mejorar el entorno de forma significativa. El tranvía es una apuesta necesaria, y diría que ya imprescindible para León. Cada vez que regreso a León, tras visitar y analizar el transporte que poseen muchas de nuestras ciudades europeas -especialmente las alemanas-, percibo el verdadero despropósito de nuestra actual transporte. León sería un lugar excelente para residir sin las incomodidades que representa la actual movilidad. Aquellos pasos iniciados por Cecilio Vallejo con las peatonalizaciones dieron importantes frutos, siendo una base urbanística sobre la que se debe seguir avanzando con mejoras que impliquen dar nuevos pasos, y que sin duda, hoy se presentan en forma de tranvía, bus, bici... y con un uso más racional y selectivo del coche. Las calles no se pueden estirar o ensanchar en las horas punta a nuestro capricho, y el gasto de combustible, las molestias por contaminación, ruido, vibraciones y pérdidas de tiempo, es algo que los leoneses deben valorar, exigiéndonos todos un cambio de rumbo, que nos permita respirar un mejor aire, caminar por unas calles menos ruidosas o poder abrir las ventanas de las casas sin toneladas de CO2 en suspensión; es decir, ganar en calidad de vida. Los que somos usuarios habituales de tranvía conocemos dicho medio y por ello respaldamos con rotundidad su implantación en León. Considero que ya no es tiempo de teorizar con el uso de la bicicleta o el transporte público, sino que es imprescindible ponerse manos a la obra, puesto que existen suficientes certificados de éxito que abogan por tomar medidas concretas cuanto antes. Las inversiones realizadas en numerosas urbes como Berlín, Colonia, Ámsterdam, Niza, Helsinki, etcétera, o en otras de tamaño más equiparable a León, avalan el éxito de estas iniciativas. Ciudades como lo serían Zwickau, o la propia Karlsruhe, una de las referencias mundiales por su magnífica gestión tranviaria, ponen de manifiesto que León no sería una excepción. Hace escasos días ha saltado la noticia de que el pacto CDU-Los Verdes permitirá que la ciudad hanseática de Hamburgo también se suba al tranvía. En España, Tenerife, Barcelona, Madrid, Valencia y muchas más ciudades, se han sumado a esta apuesta. Algunos incluso denominan a su red de tranvía, metro ligero, dado el prestigio del suburbano en materia de frecuencia, fiabilidad y prestaciones. Contar con este servicio en superficie, contribuye, sin duda, a mejorar nuestro paisaje urbano, por imagen, limpieza, rapidez, comodidad, economía, revitalización de los negocios y tantos otros factores positivos como la renovación de las calles por las que discurre con nuevos conceptos (acerados, arbolado, iluminación, etcétera), aparcamientos disuasorios que permiten el uso del coche sin invadir las calles, en definitiva, aumentando el bienestar de residentes y visitantes. Técnicamente, y con datos reales en la mano, el tranvía es una inversión beneficiosa, para reconvertirse, para renacer y ser modelo de ciudad sostenible. Nuestro magnífico ensanche se ve degradado, ensuciado, colapsado y atosigado por la invasión de vehículos. Por ello, el Ayuntamiento de León ha de ser valiente a la hora de plantear trazados sin complejos, y soluciones técnicas que solventen las dudas. Pensar que el tranvía no se puede implantar en León, sería como volver a revivir opiniones tan chocantes, como que se caerían las casas de Ordoño con el aparcamiento subterráneo, o que era imposible peatonalizar la calle Ancha. Aquel escepticismo dio lugar a realidades, y con el tranvía ha de suceder lo mismo, para no ahondar en ese negativismo que atenaza el sentir ciudadano leonés y que tan daño nos hace a nosotros mismos. Las dudas iniciales, se solventarán una vez que la primera línea entre en servicio y el ciudadano compruebe sus ventajas. Posteriormente todo serán querencias hacia al tranvía y cada barrio sentirá la necesidad de contar con un sistema tan eficaz. Simplemente relato lo sucedido en otras circunstancias semejantes. León no puede resistir el problemático transporte actual. No se puede alentar a la población a que utilice un transporte público, caro, anacrónico en su concepción tarifaria, desintegrado, con frecuencias de viaje excesivas y con horarios no fiables. Creo incluso, que San Andrés del Rabanedo y Villaquilambre deberían pensar ya en sumarse a la iniciativa, y que el Consorcio de Transportes, debería desempeñar un papel más técnico, más dinámico, relevante y de gestión real. El conocimiento de múltiples redes de tranvías europeas o de sus redes de carril bici, me permite ser claro defensor de estos sistemas. León debe de superar ese complejo antiguo, de que el que no utiliza el vehículo, es casi por diferencia de clase o porque no existe otro medio para desplazarse. En Viena o Berlín, la gente asiste a la ópera en tranvía o metro, dejando sus Mercedes en casa, en otras ciudades los ejecutivos asisten a su trabajo en bici, porque pueden, porque les apetece o porque gozan de carriles bici. A parte de estos dos ejemplos singulares, hay que decir que el resto de la población general, vive a diario una movilidad más racional que la nuestra. El transporte es un elemento sociológico de primera magnitud, que debe desprenderse de los actuales encorsetamientos, por ello, es verdaderamente difícil encontrar justificaciones sensatas para oponerse a la mejora de la movilidad, más bien diría, que entre todos los que formamos parte de León, deberíamos caminar en la misma dirección, aunque luego se abran debates en puntos más accesorios. Somos muchos los que deseamos que nuestro tranvía discurra en su espíritu inversor, por vía libre, con la explicación práctica del proyecto y la imbricación de sectores o asociaciones que defienden estas alternativas, puesto que León sigue hundiéndose entre sus problemas de movilidad; las obras deberían comenzar más ayer que mañana.