Qué pena

LOS HEREDEROS de esa gente que tanto hizo por la democracia, desde la legalización del Partido Comunista y bajo la inteligente dirección de Santiago Carrillo, están inmersos en la peor crisis de su historia como agrupación de partidos. Y da muchísima pena asistir a este espectáculo de desintegración y de estupidez con que últimamente asombran desde el norte y el sur de España. Si no tenían bastante con la irrespirable postura de Ezker Batua ante las mociones de censura contra los ediles de ANV en Mondragón y Hernani, ahora se descuelga el alcalde de Puerto Real con una serie de insultos al Rey que, sin duda, van a costarle caros; bien porque así lo decidan los tribunales o bien porque lo decida su propio partido. Aunque lo lógico sería que recibiese su castigo por ambas partes. José Antonio Barroso, que así se llama el referido alcalde, es libre de exaltar a la II República en el acto de su conmemoración, faltaría más, pero no puede hacerlo esparciendo el veneno de sus insultos contra el monarca que hoy es de todos los españoles. Ya no se sabe si lo lógico es que desde la dirección de Izquierda Unida se expulse a esos militantes con «sensibilidad de almeja» (según Gaspar Llamazares) o que sea esa propia dirección la que se auto expulse de una vez, dejando que los estultos se cuezan en su propia salsa de marginalidad. La gente válida de IU, que es muchísima, no tendrá nunca problemas de ubicación en esta sociedad a la que tanto ha servido, pero deberá deshacerse del lastre de necios y oportunistas tan bien acomodados en sus magníficos errores. En el País Vasco ya se levantan importantes voces dentro del PNV acusando al tripartito de ser una fórmula caducada. Bien es cierto que con ello esconden y protegen a uno de los mayores responsables del fiasco, su propio lendakari. Por lo que, si se decide una amputación de urgencia, siempre será más fácil y menos dolorosa la del socio Javier Madrazo. Y ahora, después del vergonzoso desmarque de los ediles de Ezker Batua en las votaciones contra ANV, sí podría ser el momento de propiciar la despedida. Por alguien hay que empezar. Porque hay que echar a tantos... 1397124194