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TRIBUNA

¿Por qué un Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino ?

Publicado por
MARCOS GARCÍA GONZÁLEZ
León

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NATURALMENTE yo desconozco las razones que impulsaron al presidente del Gobierno a crear un nuevo departamento en el Gobierno surgido del 9-M de contenido tan amplio, y que subsume o engloba el centenario Ministerio de Agricultura. Sin embargo, si quiero expresar algunos argumentos que para mí justifican ampliamente esta decisión. Ya durante la legislatura anterior, sobre todo en el programa electoral del PSOE, y en manifestaciones del presidente, formuló la intención de convertir el Medio Ambiente y el Cambio Climático en dos de los pilares del eje de su actuación de gobierno si gozaba de la confianza de los electores. El Medio Ambiente como disciplina transversal u horizontal que afecta a todas las tomas de decisión de la gobernanza de las Administraciones Públicas, y de las actuaciones de los ciudadanos también. Formando parte de este nuevo paradigma denominado «desarrollo sostenible» que exige al necesario desarrollo económico, progreso social y respeto medioambiental, como clave del avance de la sociedad actual. De ahí esta nueva perspectiva integral de los poderes, de visión general de todas las políticas públicas y privadas que deben estar influidas por un respeto y mejora del medio ambiente que les afecta. Son mucho los retos que debe abordar el nuevo departamento en este ámbito, entre ellos la política del agua que además de su garantía de acceso y distribución para todos, vayan corrigiendo el gasto en la agricultura (80% del consumo nacional) en métodos y sistemas de eficiencia que ahorren un recurso tan escaso e irregular. La política energética que merme nuestra dependencia exterior, con la aportación de energías renovables autóctonas tan vinculadas al territorio. El patrimonio natural español es tan biodiverso y valioso, que bien puede complementar las ofertas de turismo de otro tipo que se vayan agotando. Estas actuaciones de medio ambiente se circunscriben en su gran mayoría en un entorno físico que denominamos «medio rural», que en España supone el 90% del territorio, o incluso más, si incluimos algunas zonas periurbanas que podrían tener estas características. Un diagnóstico sucinto del área de la que estamos hablando nos puede dar algunas claves sobre lo que deben hacer los poderes públicos y, en concreto, el Gobierno del Estado en este ámbito. Tres de cada cuatro españoles viven en núcleos urbanos, es decir, el medio rural desde hace décadas se está despoblando a gran velocidad, con un desequilibrio evidente entre lo rural y lo urbano. Además en el medio rural actual, sólo tres de cada diez personas que residen en él, viven directamente de una actividad agrícola o ganadera. La actividad agraria por sí sola no es suficiente para la fijación de población en el medio. El envejecimiento del mundo rural, así como su gran masculinización son otras de las características más acusadas de sus residentes. En definitiva las medidas y actuaciones realizadas hasta ahora no han posibilitado la corrección de estos desequilibrios, que entiendo que son estratégicos a la hora de racionalizar la distribución de la población en el territorio. El mes de noviembre pasado, las Cortes Generales aprobaron una Ley de Desarrollo Rural Sostenible que pretende corregir estos y otros desequilibrios. Se trata de un texto legislativo muy importante que, al coincidir con la convocatoria de las elecciones generales, -que suponen un poderoso foco de atracción-, quizá no ha sido difundido suficientemente entre la ciudadanía pese a su evidente trascendencia. Esta Ley pretende poner los cimientos de nuevos y diferentes enfoques en las políticas públicas, que con el impulso de las administraciones y la actuación del sector privado vayan corrigiendo estos desequilibrios. Y, desde luego, también nos indica que las realizaciones que exige este propósito están concebidas desde una perspectiva global e integral. Las diversas y distintas medidas de carácter sectorial no sirven para los nuevos tiempos, sino que debemos actuar con una perspectiva más global e integral, que para nada implica el abandono o el debilitamiento de sectores tradicionales que antaño tuvieron una mayor importancia específica, sino que este nuevo enfoque justamente es su garantía de prevalencia. Redimensionar y fundir áreas de actuación política tan importantes en este nuevo Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, me parecen un gran acierto por parte del presidente del Gobierno, que implica un punto de inflexión en la concepción de la tarea gobierno de los poderes públicos, y como prueba de acierto creo que su permanencia superará los colores políticos de los sucesivos gobiernos. Seguro además de que Rodríguez Zapatero tiene razones mucho más sólidas de las que yo he expuesto en este texto, para tomar esta importante decisión.