EL RINCÓN
Fauna ibérica
PRODUCIMOS cíclicamente unos curiosísimos ejemplares de delincuentes. En general son de segunda división y jamás podrán codearse con los que tienen su hábitat en los despachos, entre otras cosas porque a éstos no los llevan prendidos codo con codo. Un linaje pintoresco que incluye a tipos antisociales, como aquel efímeramente célebre Cojo Manteca, que rompía faroles dando los mejores muletazos por alto que habíamos visto hasta la llegada de José Tomás, hasta El Dioni, especialista en custodiar dinero y, posteriormente, en fugarse con el dinero custodiado y con la furgoneta. Ahora se ha hecho famoso el sheriff de Coslada y su banda de cuatreros uniformados. Un tipo chulesco que creía que todo el pueblo era Saloon . Otros policías acabaron con su buena estrella. Es el suyo un caso arquetípico de corrupción interna al que hay que unir la externa y la mediopensionista. Podría hacerse el guión de una película de gansters, a condición de rodarla en Puerto Urraco. Lo más grave no es que la banda del sheriff plagiase la conducta de los mafiosos, intimidando a los enlaces sindicales echándoles un gato muerto en el coche, sino que otros policías honrados tengan la tentación de imitar su comportamiento. Ahora hay muchos dispuestos a colapsar aeropuertos para lograr la equiparación salarial. Pagamos muy mal a los servidores públicos. ¿Creemos que están suficientemente compensados con el honor que representa estar a nuestro servicio? Los ertzainas y los mossos, que también son beneméritos, ganan mucho más que los miembros de la benemérita propiamente dicha. Llevamos muchos años hablando de igualación de sueldos. Más de los que sumarán las condenas del sheriff y su partida.