Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

Pintan bastos

Publicado por
MANUEL FÉLIX
León

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SÍ, PARECE que ahora pintan bastos. Llegan las duras. No es que lleguen momentos de ajustes; es que, quien más quien menos, lleva ya ceñido el cinturón varios agujeros más, y por eso hay a quien le sobresale la pancita. Que ahora, como los tiempos avanzan una barbaridad, pues pasamos de lo boyante a lo preocupante en lo que dura un suspiro. No hacen falta sesudos expertos en economía, ni políticos que nos digan si la situación es de desaceleración o de crisis. Nadie sabe mejor cómo va la economía que uno mismo, mirando a su bolsillo, a su casa, a lo que da de sí lo que ingresa en el mes. Y la respuesta es evidente, al menos la mía. El dinero se esfuma, y lo peor de todo es que lo hace sin alegrías. Se gasta por necesidad y algunos también por la nueva teoría del «¡vive hoy lo que no puedas vivir mañana!». Pero lo peor es que gastamos con enfado, con tristeza. ¡Vamos!, con cabreo. Y el enfado por esa inversión va en idéntico porcentaje, -diametralmente opuesto-, a lo que se recibe a cambio. Y así, pues no somos felices. Un mercado este de la felicidad muy etéreo, que cotiza en el parqué de la pura aspiración. Esta semana nos lo decían los empresarios del Bierzo al premiar a Carlos Romasanta por su trayectoria al frente de Laymar. Las cosas no van bien, y esto no son nubarrones que se posan sobre la economía local y nacional. Es más serio. Este Bierzo generoso y camaleónico sabe mucho de adaptaciones a tiempos difíciles. Sabe sufrir, pero también ha demostrado que no es una simple plañidera y quejica mal mimada. Lo que hay se ha lo ha ganado a pulso. Como en todo, siempre hay excepciones, y como decía un amigo gallego con la retranca propia, resumía la genealogía de la vida a tres tipos de personas: «Homes, homiños e macaquiños». Y como ya tenemos Ministerio de la Igualdad, pues eso: «Mulleres, mulleriñas e macaquiñas». Viene todo esto a cuento porque la historia se repite siempre si no aprendemos de ella para corregir los errores. Esta semana, y aunque ya empiece a peinar canas, me sorprendió que las tres únicas clases políticas que parecen existir en este país, -la del PSOE, la del PP y la del nacionalismo con posibilidades de mangoneo nacional-, sigan enrocados en su onanismo partidista. Los de la Junta (PP) le dicen a los del Gobierno central (PSOE) si no les da vergüenza el parón de la prometida autovía de Ponferrada a Orense, y el AVE León-Bierzo-Galicia. Y lo hicieron en una casa del empresariado, la Fele de Ponferrada. Y van los que mandan en el socialismo y en el Gobierno y le tiran a la cabeza de la Junta la autovía Bierzo-Asturias. Y de paso el Hospital del Bierzo. Y así estamos. Eso no conduce a nada. Es como el juego que se traen los del PNV con Zapatero. Te pido un referéndum de autodeterminación y el día antes de reunirme en tu Moncloa te digo desde mi Moncloa que eres un torturador. ¡Tela! Tela que no hace traje y sólo sirve para enredar con la ciudadanía. En el Bierzo, algo debería estar claro, y es dejar de lado la palabrería y el «tú más», y cumplir con la infraestructura vital para que la riqueza creada por el asalariado y el ímpetu empresarial no quede en un pozo de incomunicados.

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