LA VELETA
El consejo de Roca
HABLAR de política, de equilibrios o desequilibrios en el Tribunal Constitucional, a cuenta del fallecimiento del magistrado Roberto García Calvo, cuanto menos desazona, pero aun así sería una ingenuidad ignorar que en estos momentos la clase política, y desde luego la judicial, no están pensando en el futuro inmediato del Alto Tribunal. Hace unos días Miguel Roca Junyent, uno de los padres de la Constitución, pedía alto y claro que se fueran a casa todos los actuales integrantes del Tribunal Constitucional. La petición sorprendía precisamente por venir de Miguel Roca, hombre ponderado donde los haya, acostumbrado a brear situaciones complicadas, como dejó patente a lo largo de la Transición. Miguel Roca dijo en voz alta lo que muchos ciudadanos verbalizan en sus trabajos, en sus casas, con su amigos, etc. Y es que el los integrantes del Tribunal Constitucional no inspiran confianza. La politización del Tribunal Constitucional ha llegado a unos límites que el fallecimiento del magistrado García Calvo ha dado lugar a que se especule con que ahora el Estatuto de Cataluña, para muchos juristas claramente inconstitucional, saldrá adelante porque se ha roto el equilibrio de fuerzas en el Alto Tribunal. Desde luego éste ha sido el peor periodo en la vida del TC, presidido por María Emilia Casas. La presidenta es cuestionada, muchos magistrados no han mantenido las formas ni siquiera de puertas afuera de hacer creer que mantenían una cierta neutralidad, sino que de antemano ya se sabe qué puede votar cada uno. No, los actuales integrantes del Alto Tribunal no han contribuido a su prestigio, y ahora los ciudada nos nos encontramos con que nos dicen que como se ha roto el equilibrio de fuerzas dentro del Tribunal entonces leyes controvertidas, y sobre las que los juristas debaten su supuesta constitucionalidad van a salir adelante simplemente porque ha fallecido un magistrado y ahora en el Tribunal hay una mayoría supuestamente progresista, como si opinar que Cataluña es una nación tuviera algo que ver con el progresismo y no con las conveniencias políticas de nuestro Gobierno y del tripartito catalán. En cualquier caso, quizás los actuales magistrados del TC deberían de hacer caso a Roca y dejar sus puestos vacantes para que sean elegidos otros magistrados que devuelvan a la institución esa apariencia de neutralidad y de profesionalidad, y sobre todo de servicio a la Justicia y no a intereses partidistas. Los políticos también deberían hacer examen de conciencia y dejar de trasladar a las instituciones sus peleas políticas y sobre todo convertir a éstas en Parlamentos en miniatura. Algunos partidos políticos se empeñan en ganar en los tribunales lo que no se ganan en las urnas o lo que imponen contra el sentir de la mayoría.