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EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA

La ministra, madre Agua en barco

Publicado por
PEDRO VILLALAR
León

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CARME Chacón, dio a luz a su primer hijo, Miquel, en el Hospital Sant Joan de Déu, en Esplugues de Llobregat, su localidad natal. Tanto la madre como el bebé se encuentran en perfecto estado y permanecerán unos días más en el hospital. Tan natural como la vida misma. Pérez Rubalcaba ha asumido la cartera de Defensa mientras dure la ausencia de su titular, y la ministra se repartirá previsiblemente con su marido las 16 semanas por maternidad que le concede la legislación vigente. Salvo la sobrecarga momentánea de trabajo de Pérez Rubalcaba, todo seguirá igual en el Gobierno, en el Estado. Y este hecho tiene, en este caso concreto, un relevante valor pedagógico: la maternidad no inhabilita a la mujer para asumir graves responsabilidades o desempeñar una vida profesional fecunda. Hay que avanzar en este camino: la plena conciliación de la vida profesional y familiar será nuestro mejor signo de civilización. MIQUEL Roca ponía de manifiesto este martes en la prensa catalana el deterioro de la imagen de una Barcelona en apariencia tercermundista que tiene que abastecerse de agua mediante barcos. La estampa ha dado la vuelta al mundo y tiene un evidente efecto disuasorio: ¿quién se atreverá a visitar una ciudad en la que ni siquiera hay agua suficiente para beber? No es cosa de mirar al cielo y lamentarse por la sequía coyuntural, que además es cíclica en nuestro país (con o sin cambio climático). Lo que debe desprenderse de esta insólita situación es la necesidad de dar soluciones estructurales y definitivas a los problemas básicos. No podemos llenarnos la boca con la palabra modernidad y responder improvisando a los retos previsibles que se nos plantean. En el caso que nos ocupa, las desalinizadoras y, si se construye, el «minitrasvase» desde Tarragona pueden poner término a la crisis. Pero se echa en falta un mayor aliento planificador en aquellos asuntos -bien pocos- en que el papel del Estado en la ordenación del territorio es necesario. Menos discursos ideológicos y más eficacia, en definitiva.