BURRO AMENAZADO
Escarmiento animal
ALGUNOS mamíferos salvajes se hacen conflictivos, golfos, cerca del hombre. Los habitantes de Gibraltar están preocupados con un grupo incontrolado de macacos, una veintena de simios que han mordido a turistas, robado objetos y comida y que se divierten lanzando basuras a los viandantes. El gobernador Meter Caruana, a la vista de que los macacos hacen daño a las propiedades públicas y privadas, ha decidido actuar, bien deportándolos al Atlas marroquí, cuna de la especie, o sacrificándolos como último recurso. Recientemente hay noticias de osos cantábricos que, olvidados de la persecución, han entrado en pueblos asturianos llegando a comer pan y pienso en algunos portales. Hay quien aboga por dispararles tiros de fogueo para asustarlos. Teniendo en cuenta el refrán de que el gato escaldado del agua fría huye, algunos gestores de fauna silvestre abogan por el escarmiento de los animales conflictivos, más interesante que abatirlos puesto que su nueva conducta temerosa podrían transmitirla a la prole. Esta aplicación de la letra con sangre entra, ya se usa con algunos osos negros que, en urbanizaciones estadounidenses, entran a las viviendas en busca de desperdicios. En este caso, tras una primera captura mediante dardo anestésico, el oso es confinado en un jaulón en el mismo jardín de sus correrías y se le somete a tácticas de asustarlo, con gritos, golpeo sobre los barrotes con los cubos de basura y presencia de gente con escobas y garrotas exhibidas ante el pobre plantígrado acojonado. Por lo visto, después del escarmiento, ninguno vuelve a las andadas y lo consideran mejor método que el de la muerte del bicho conflictivo. En el Parque Nacional de Picos de Europa se planteó hace tiempo un proyecto sobre el lobo para habituar a alguno de estos cánidos, tras su captura en vivo, a odiar la carne de oveja, cebándolo con piezas de ovino tratadas con un fuerte emético. Dijeron que las vomitonas le harían recapacitar para no perseguir a las ovejas.