TRIBUNA
León y «su» medicina
LA MEDICINA es un tema de candente actualidad en León, coincidiendo en poco tiempo una huelga de la CESM, con el reconocimiento de la situación de déficit sanitario de nuestra provincia y con la posibilidad de una Facultad de Medicina. En la Consejería de Sanidad hubo preocupación y extrañeza porque fuera en los Hospitales de León y del Bierzo donde más seguimiento tuvo la huelga. Dejando aparte razones sindicales, sobran los motivos, sin victimismos. En León, provincia extensa y dispersa, vive una quinta parte de la población total de la autonomía. Los leoneses mayores de 65 años, que son los que demandan más servicios asistenciales y con procesos más complejos, son casi el 25% del total provincial, la tasa más alta de toda la comunidad en términos absolutos y relativos; pero León es la que menos médicos colegiados tiene por 1.000 habitantes. Nuestra provincia está dividida en dos grandes áreas sanitarias. Sólo del Complejo Asistencial de León depende una población similar a la de toda la provincia de Salamanca o de Burgos y muy superior a la que depende de cada uno de los dos grandes hospitales de Valladolid «capital» (Clínico Universitario y Río Hortega). En especialidades de referencia, nuestro hospital atiende a una población superior al medio millón de habitantes. La población del área de influencia del Hospital del Bierzo es similar a la de las provincias de Ávila, Palencia, Segovia o Zamora y muy superior a la de Soria. Pues bien, los dos hospitales públicos con la tasa más baja de personal facultativo por cada mil habitantes de toda la Autonomía son el de León y el del Bierzo. Los datos son similares respecto a personal sanitario «no facultativo», de personal «no sanitario» o de personal directivo. Esto provoca un desfase negativo de efectivos de plantilla estimado de cerca de quinientas personas, sólo en nuestro complejo asistencial, entre los que se encontrarían más de cien médicos y más de doscientos sanitarios no facultativos. Los hospitales de la comunidad con mejores cifras en los datos expuestos son: el complejo asistencial de Burgos, el complejo asistencial de Salamanca y por encima de todos, el Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Aunque la Junta realiza en estos momentos un esfuerzo inversor en nuestra provincia, hay que reconocer esta situación de inferioridad. Es justo reclamar y defender nuevas dotaciones y especialidades para León, absolutamente imprescindibles. León cuenta con excelente personal sanitario, tanto en atención primaria como en especializada, de eso pueden estar seguros todos los leoneses. El nuevo gerente de Especializada se felicitó por los buenos resultados obtenidos en una encuesta independiente que valoraba la satisfacción de los usuarios sobre la calidad percibida en los servicios del Hospital de León. Por la profesionalidad y dedicación de todos los trabajadores se notan menos las carencias. Por eso, el Hospital de León es el más eficiente (relación entre los resultados obtenidos y los recursos destinados) de la comunidad autónoma. También es de sobra conocido que nuestra provincia es la que más conciertos mantiene con la sanidad privada y donde más pacientes permanecen en listas de espera. Y el Gerente Regional del Sacyl ha reconocido diferencias importantes en determinados conceptos retributivos, por los que médicos de León cobran menos que otros de la comunidad. ¿Razones? Hace diez años se prometía con d ocumento escrito la consideración de Universitario a nuestro Hospital de León. Promesa renovada con las transferencias autonómicas y hace unas semanas de nuevo confirmada. Por no ser hospital universitario, están limitadas las ayudas a médicos de León que se encuentran en la excelencia investigadora nacional e internacional, y más que podrían estarlo si esas promesas ya fueran realidad. La decisión sobre la Facultad de Medicina requiere una profunda reflexión y análisis de los datos actuales y de futuro. No parece lo mejor iniciar una carrera para ver quién es el primero que se apunta el tanto político, quién es más leonesista o quién es más fiel -aunque sea de León- a las instrucciones emanadas de Valladolid. Un alumno que inicie sus estudios en el 2008, será Médico Especialista en el año 2020. Esa es la realidad: las decisiones que se tomen ahora tendrán su efecto dentro de unos doce años, que es lo que se tarda en formar un especialista es España. Pero hay datos que merecen comentario. El presidente de la conferencia de aecanos ha declarado «paradójico e injusto» que el veinte por ciento de los alumnos que cursan Medicina en nuestro país sean estudiantes extranjeros que acceden sin pasar el examen de selectividad, a pesar de un «numerus clausus» muy estricto para los españoles. De las actuales facultades salen unos 4.500 licenciados por año. Pero se ofertan 6.500 plazas para formación especializada (MIR), a las que también concursan muchos médicos extranjeros, y aún quedan muchas plazas sin cubrir, sobre todo en la especialidad de Medicina Familiar, lo que ha provocado que se enciendan las alarmas por la crisis que puede surgir en el primer nivel asistencial. Necesitamos especialistas que no tenemos. A esa demanda, también están acudiendo médicos especialistas extranjeros, a los que se debería exigir, como mínimo, el rigor curricular y formativo que se exige a un médico español para homologar su título, pues a la larga se acabará resintiendo la calidad de nuestra sanidad. A esto se une que un número creciente de médicos españoles emigren, reclamados por su buena formación, o que otros se dediquen a la sanidad privada. A partir del 2015 no se llegarán a cubrir las miles de bajas por jubilación de profesionales. ¿Cuántos médicos estarán jubilados en el 2020? ¿Cómo habrá crecido la población y cómo estará de envejecida en esa fecha? ¿Qué especialidades serán las más necesarias o demandadas? ¿En qué nivel se encontrará la Sanidad Pública Española dentro de una década? Grupos de trabajo intentan ofrecer respuestas y previsiones reales, y avanzan que para 2030 se estimaría un déficit entre 15.000 y 30.000 especialistas. Incluso, la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León ha publicado recientemente su propio estudio, que señala que se deberían formar doscientos alumnos más de Medicina cada año en nuestra comunidad, para cubrir la necesidades futuras de médicos en nuestro ámbito. Si es cierto que para los próximos años harían falta más profesionales, la solución pasa por aumentar las limitadas capacidades de las actuales Facultades de Medicina, crear otras nuevas, abrir más la mano para la llegada de médicos foráneos, o fidelizar a nuestros profesionales con mejores condiciones laborales y económicas. Se impone racionalidad, pero también agilidad. Otras autonomías ya se han puesto a trabajar con la creación y proyecto de nuevas facultades: Madrid, Cataluña, Andalucía, Murcia, La Rioja, Valencia, Baleares, Castilla-La Mancha, etcétera, algunas de titularidad privada. En este sentido, León cuenta con el mejor escenario de los posibles a nivel nacional para crear una facultad de Medicina: una universidad pública y joven, donde se imparten estudios biosanitarios de vanguardia (Veterinaria, Biología, Ciencias Ambientales y del Deporte, Nutrición, Biotecnología o Enfermería); fundaciones, unidades y grupos de investigación reconocidos a nivel nacional e internacional; Escuela de Ciencias de la Salud que podría albergar instalaciones y aulas junto a un Hospital, con medios y profesionales preparados y con ilusión para impartir una excelente formación moderna a alumnos de pregrado. En esta «encrucijada», la sociedad, sus representantes, la universidad y la medicina leonesa deberían tomar partido. Unidos en un frente común, no por separado. En primer lugar, solicitando que nuestra provincia sea dotada y considerada con la importancia que merece para satisfacer, justamente, las necesidades sanitarias, tanto en atención primaria como especializada. En segundo lugar, para colocar y mantener a los hospitales de la provincia, entre los mejores de la Autonomía, corrigiendo las cifras pesimistas y negativas, y reconociendo y premiando su nivel asistencial, científico e investigador. Y en tercer lugar, si los datos lo corroboran, movilizándose para contar con Facultad de Medicina de titularidad pública. Si no queremos que nuestros futuros médicos, alumnos que quieren estudiar Medicina, y ya no pueden hacerlo en Salamanca o en Valladolid, tengan que ir a Madrid, La Rioja o Castilla-La Mancha, por ejemplo, que es donde terminarán ubicándose, démosles la oportunidad de formarse en nuestra comunidad y de formarse en León, antes que en otros sitios, donde por cierto nos llevan ventaja en proyectos de gran envergadura empresarial, sanitaria y universitaria. Hay que reconocer la capacidad y el prestigio de nuestra Universidad y de nuestra Sanidad, hay que dar oportunidades de trabajar a nuevos docentes e investigadores, hay que atraer fondos e inversiones económicas y hay que rejuvenecer e ilusionar a nuestra sociedad. Que no tengamos que arrepentirnos mañana, como ha pasado muchas veces, de no haber luchado todos juntos, y de una vez por todas, por lo que nos merecemos hoy. Por «nuestra» Medicina y no por la que nos quieran «recetar» desde fuera. La suerte está echada.