Profetas retrospectivos

DONDE MÁS SE NOTA el desbarajuste no es las cercanías de la calle Génova, sino en los alrededores del jefe. No son capaces de cargarse al que manda, una costumbre ancestral. Desde las tribus más primitivas dominaban este arte. Basta tener alguna curiosidad por la Historia para saber que eso se ha venido haciendo siempre, con mayor o menor fortuna conspirativa. Ahora estamos en un momento de confusión. Cuando se canta derrota electoral el eco es muy duradero. Los españoles, que desean unánimemente echar fuera a la crisis, cuentan con un porcentaje de descontentos que lo que desean es echar fuera a Rajoy. Lo que ocurre es que ninguno de los dos se deja. O faltan traidores o sobran candidatos. Lo que nos preocupa a las personas corrientes y molidas no es la situación del PP, ya que estamos acostumbrados a que nos den la tabarra política, sino la situación económica. Las Cajas de Ahorros, en un alarde no demasiado común de sinceridad, han anunciado lealmente que se ha pasado de la desaceleración a la recesión. Se han convertido en cajas de Pandora. El aumento del PIB en este segundo trimestre del año será cero patatero o bajo cero. ¿Por qué los profetas a sueldo, también llamados analistas financieros, no vieron venir la crisis hasta que entró en casi todos los hogares sin llamar? Lo que más le asombraba a Catón, el inflexible legislador romano, es cómo podía aguantarse la risa un adivino cuando se encontraba con otro adivino. Nuestros arúspices económicos son una mierda, pero también cobran. Ahora muestran su extrañeza ante la brusquedad con la que se ha presentado la crisis. Creían que iba a pedir permiso para entrar en nuestras casas. Los analistas no ven tres en un burro hasta que se caen de él. Posteriormente explican los motivos del batacazo.