Museo de Sabero

LA SEMANA PASADA estuvo movida por lo de Sabero. En el mes de diciembre, tras catorce meses de trabajo, la empresa Empty terminaba la instalación de la exposición museográfica del Museo de Sabero. Desde entonces han transcurrido cinco meses en la más absoluta oscuridad informativa. Ha habido un silencio cómplice, incluso ominoso, sobre la fecha de apertura del museo, de quiénes serán los gestores del mismo, el nombre de su director y el número de trabajadores. El anuncio informal, hace unos días, de la Consejera de Cultura de la posible inauguración del museo en el mes de junio ha desatado los rumores, de los que se hacían eco los medios de comunicación los pasados días, y de un artículo firmado por la Asociación de Amigos del Museo denunciando las maniobras caciquiles del anterior alcalde del PP por colocar a un amigo suyo como director. Desconozco esas maniobras. Lo que puedo confirmar, porque ya es público, es el nombre del director del museo: Roberto Fernández. El pasado viernes, en Madrid, en un programa de televisión que se emitirá cuando ya esté inaugurado, así fue presentado. El programa, al que no asistieron pese a estar anunciada su presencia la directora general de Promoción e Instituciones Culturales y el director de la Fundación Siglo, de la que va a depender Sabero, (que de este modo no tuvieron que dar ninguna explicación) contó con la presencia de dos historiadores, dos ingenieros de minas y dos economistas. Uno de estos economistas es Roberto Fernández, persona joven que, al parecer, lleva algún tiempo realizando gestiones en relación con el museo. Desconozco sus méritos, pero probablemente la Junta de Castilla y León piensa que un economista es la mejor opción para dirigirlo. Tengo mis dudas. Un reciente decreto denomina al de Sabero como Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León. Sin duda el lugar estuvo bien escogido, pues la zona cuenta con una larga tradición minera y restos de un valor arquitectónico inigualable. En primer lugar la lonja de la ferrería de San Blas, que es la que ahora se ha musealizado, un edificio de ladrillo de tres naves e imponentes arcos apuntados, con los restos al lado del primer horno alto al cok de España. Muy cerca se hallan las instalaciones de Mina Sucesiva, que también formarán parte algún día del museo, y algo más alejados los pozos de la Herrera I y la Herrera II con sus castilletes y salas de máquinas. Todo esto es muy interesante y digno de musealizarse, pero no hay que olvidar de que se trata no del museo de Sabero sino del de la Siderurgia y Minería de Castilla y León y que, por tanto, debe recoger la historia y los materiales de otras comarcas mineras de la comunidad. La musealización de la lonja es, hoy, más un centro de interpretación que un verdadero museo dado que la parte principal de la nave central y una de las laterales está dedicada a la siderurgia o mejor a la propia ferrería de San Blas, con la reproducción a tamaño natural de algunas piezas que allí existieron, como una máquina de vapor, el martillo pilón y un tren de laminación. Hay pocos elementos originales, pese a que existen en Sabero y sobre todo en otras minas e industrias de la comunidad. Todavía se está a tiempo de recuperar muchas piezas y esa es la labor que habría que emprender urgentemente junto con la recuperación de la mayor cantidad posible de archivos de empresas, para de ese modo convertir a Sabero en un centro de investigación sobre la minería y la industria en Castilla y León. ¡Hay mucha tarea por delante!