Cerrar

TRIBUNA

A la vuelta de Roma La Sanidad, a examen

Publicado por
CLARA ISABEL SANTOS MANTECÓN JESÚS LÓPEZ MEDEL
León

Creado:

Actualizado:

MÁS DE la mitad de las provincias de esta comunidad demandan un hospital comarcal que acerque la sanidad pública al mundo rural tan disperso como olvidad. El pasado 17 de mayo la Plataforma por el Hospital Comarcal del Valle del Tiétar- maravilloso enclave en plena Sierra de Gredos- promovió y organizó en colaboración con el Grupo Socialista de Castilla y León en Arenas de San Pedro (Ávila) un programa reivindicativo en colaboración con éste Ayuntamiento. Políticos y asociaciones asistimos para solidarizarnos con las gentes de éste valle y con su causa que también es la nuestra; sus experiencias y la distintas ponencias de los procuradores socialistas y miembros de la plataforma ciudadana nos descubrieron un realidad devastadora. Desde el primer momento llegué a la conclusión de que me resultaba indignante que tuvieran que nacer movimientos ciudadanos para reclamar unas necesidades tan evidentes como legítimas, puesto que la sanidad pública es un derecho que nos asiste a todos los ciudadanos por igual, o así debería ser. ¿Qué pretexto - por grande o pequeño que sea- ha dado al traste con la capacidad de los políticos que gobiernan la Junta para que no prime la salud por encima de los votos? ¿Es acaso pretencioso para los que estamos a su merced pedir algo tan básico como la asistencia sanitaria? ¿Con qué fin esta comunidad autónoma pidió en su día las competencias de Sani dad? ¿Para crear sus propios puestos de consejeros, delegados y subdelegados que le proporcionaran un estatus de poder, o para que a largo plazo se decida privatizar la Sanidad para enriquecer a unos pocos y hacer creer a otros muchos que lo privado funciona mejor porque, aunque se pague más, estará mejor dotado? Demasiadas preguntas para ninguna respuesta... Mientras en el resto de España el debate en materia de sanidad se centra en que el primer problema dejen de ser las «listas de espera», en gran parte de esta comunidad podríamos estar de enhorabuena si las listas de espera llegaran a ser el segundo problema, si no fuera porque el primero de los obstáculos es cómo jugarte la vida para llegar a donde te ponen en esa maldita lista. Por mi parte, y como representante de la Asociación de Familiares de Alzhéimer de La Bañeza y Comarca, no quiero dejar pasar esta oportunidad sin dar también un tirón de orejas al Gobierno Central. ¿Cuándo la Sanidad pública se ocupará de la enfermedad de Alzhéimer, de la diabetes, de la esclerosis múltiple y de otras tantas enfermedades que padecen unas minorías? La sangría emocional y económica que soportan familiares y cuidadores - tan sólo aliviada por las Asociaciones de Familiares sin ánimo de lucro- nos hace pensar que a menos que estas dolencias corran como la pólvora y se conviertan en atronadoras mayorías, sólo figuraremos para las instituciones y administraciones como penitentes pedigüeños. O eso o que, como mis compañeros de Astorga apuntaban -la unión hace la fuerza-, y que ambas tienen enfrente muchos muros de hormigón que derribar. Mantendré pu es la esperanza de que el valle del Tiétar o las comarcas de La Bañeza y Astorga, por citar unos ejemplos, tengan un hospital comarcal y en ellos exista una unidad específica para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del Alzhéimer, igual que hay unidades de pediatría, de traumatología o de ginecología, ¿Estaré pidiendo un milagro? Desde estas líneas mi gratitud a mis compañeros de viaje, por su compromiso y por su trato tan cordial, por su conocimiento y por su sensibilidad con las causas que defienden, que son las de todos nosotros. EN MIS REFLEXIONES sobre el panorama español, en sus diferentes vicisitudes -religiosas, sociales, etcétera-, al final del curso, hemos hecho un «paréntesis», con un desplazamiento a Roma. Para retomar el aire fresco, especialmente en lo religioso, en lo humano, en lo familiar. Aunque, como luego apuntaré, haya algunas notas que miran también a la España de nuestros días. En la que, por de pronto, se sigue advirtiendo un secuestro del lenguaje. Y lo que es peor: tratar de recubrir con lo que no es verdad, acciones que nos desfiguran la realidad del bien común. Se desequilibra el ecosistema moral. Y a partir de ahí, falla la convivencia. En los días en que nos encontramos en Roma, previos al viaje pastoral del Papa a Estados Unidos, veíamos, hasta muy tarde, la luz encendida de sus habitaciones, en el Vaticano. Desde nuestra residencia, teníamos la dicha de ver sus ventanas. Nos lo imaginábamos metido en la pastoral, y en la meditación teológica, para abordar el reto que le había de llevar a América. Mientras, sólo hubo una breve bendición el domingo, para los muchos peregrinos que siguen llegando. Largas colas y controles para entrar en la basílica de San Pedro. El rezo ante la tumba de Juan Pablo II, inolvidable. La misa en la capilla del Espíritu Santo, llena de fieles. No había ni beatificaciones ni acontecimientos especiales. Sin embargo, allí estaban, entrando o saliendo, lo que sí haría realidad, «las alianzas de civilizaciones». En la iglesia de Santa Ana, coincidimos con dos tipos de fieles: un grupo de polacos, devotos y alegres, que nos recordaban el primer viaje de Juan Pablo II, a Polonia, en el que parecía un «prisionero», mientras los cánticos religiosos, imparables, hacían de música para un recibimiento triunfal. Y en un día diferente, un grupo de unas veinte religiosas jóvenes, de Guatemala, llenas también de alegría, devoción y espiritualidad. El Osservatore Romano , ha dado un giro de modernidad. Pero nos alegró poder saludar al que fue su anterior director, el sacerdote mejicano, Legionario de Cristo, don Antonio Gutiérrez, que sigue manteniendo funciones adjuntas. Me alegró saber que aceptara un trabajo académico nuestro publicado en los Anales de La Real Academia de Doctores de España, sobre «La fraternidad en Benedicto XVI», cuando era sacerdote, y que mereció una carta y bendición de S.S. Volver a visitar, despacio, Santa Sabina, en el Aventino, acompañado del P. Vito, dominico, postulador del proceso de beatificación de Sor Teresita del Niño Jesús, es una delicia, por encontrarnos en la iglesia más antigua de Roma -en sus cimientos está «la casa de los cristianos»-, del siglo IV, que es cuando comenzaron con Constantino, a poder tener libertad religiosa, es que es dimensión trascendente de lo humano. Y que, ante la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York, reivindicó el Papa como derecho humano, no sólo referido a la historia, sino a la humanidad del futuro. La coincidencia electoral en Italia, nos permitió advertir las dudas sobre el resultado, en unas elecciones que allí duran dos días, domingo y lunes. El primer taxista que nos encontramos nos respondió, con exclamación explicativa: «Berlusconi¿ Sabe lo que es familia -esposa, marido, hijos-. No el Zapatero español». Se refería al centro-izquierda que llevaba el riesgo de dar entrada a las parejas de hecho. (No me extraña que los obispos italianos no pudieran reprimir parecida alegría). Italia tiene problemas. Pero quiere salir de ellos. Miran a lo trascendente. Abundan las diversas corrientes de opinión. (Lo que entre nosotros falta). Las iglesias están abiertas a lo largo del día. La capilla del Santísimo, en el Vaticano, mantiene la devoción eucarística, que iniciara Juan Pablo II. Otros lugares, como en Bruzo Buozzi, para los seguidores del Opus Dei, o la entrevista con el P. General de la Escuela, don Jesús Lecea, etcétera, nos dan dimensiones universales de los grandes fundadores. A quienes llevan años preparando o ejecutando la «hoja de ruta laicista», en España, les aconsejaría que se dieran, sin coche oficial ni escolta, una vuelta por Roma, especialmente, por las cercanías del Vaticano. Turistas o peregrinos, todos ellos dan testimonio de una civilización occidental cristiana, en la que el pueblo italiano es un abanderado.