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EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA

Los inmigrantes no quieren irse Cocinero valiente

Publicado por
PEDRO VILLALAR
León

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UN ESTUDIO de la Fundación Jaume Bofill elaborado en Cataluña demuestra que los inmigrantes tienen una visión optimista del presente y del futuro, incluso superior a la de los autóctonos. Y que, en general, están satisfechos del estatus conseguido y a medida que pasa el tiempo cada vez son menos los que quieren regresar a su país de origen. En efecto, la mayor parte de los recién llegados quiere hacer dinero para regresar cuanto antes a su lugar de procedencia, pero ahora la citada encuesta efectuada entre un millar de inmigrantes demuestra que sólo un 10% de quienes llevan aquí menos de cinco años desea regresar a su país. Y este porcentaje se reduce drásticamente con el tiempo. Por colectivos, son las mujeres las más partidarias del regreso, y por continentes, los originarios de América Central y del Sur. En cambio, los africanos son los menos partidarios de volver a sus países de origen. Es lógico que así sea: el inmigrante, en cuanto se integra, arraiga. EL COCINERO Santi Santamaría, consagrado internacionalmente con las tres estrellas de Michelin, ha irrumpido en defensa de la cocina clásica, basada en la calidad de los productos naturales, frente a la cocina de diseño, en la que la materia prima se enmascara y se recurre con frecuencia a la química -a lo artificial- para matizar o potenciar el sabor o realzar la estética. Ferrán Adriá sería el adalid de este modelo «tecnoemocional» que ha hecho de él el cocinero más famoso del mundo. Muy probablemente ambas tendencias estén condenadas a convivir, pero es difícil no sentir simpatía hacia un personaje como Santamaría que se atreve, como en el cuento, a proclamar que el rey está desnudo, que los trajes fastuosos confeccionados por un timador que sólo pueden ser contemplados por la elite son una pura invención. Santamaría, que acaba de publicar un libro sobre estas cuestiones, ha sido duramente atacado por aquellos a quienes ha criticado. Pero sin duda cuenta con el apoyo de las grandes clientelas, que tienen un concepto natural de la gastronomía y huyen de los experimentos, que como dijo D'Ors, siempre deben hacerse con gaseosa.