Cerrar
Publicado por
MIGUEL A. VARELA
León

Creado:

Actualizado:

A MEDIADOS de los setenta, el PSOE ponferradino era un puñado de nombres históricos con escasa vida orgánica, frente a un PCE de amplia base sindical; grupúsculos diversos de cristianos progresistas; liberales que leían Cambio 16, Triunfo y Cuadernos para el Diálogo; marxistas ordenadamente divididos en los diferentes «ismos» que las tormentas de la historia habían ido arrojando a la playa de los residuos ideológicos e independientes que debutaban en el incipiente movimiento vecinal. Sólo cuatro años después de morir Franco, ganaba por los pelos la alcaldía de Ponferrada y un joven Felipe González llenaba hasta el gallinero el desaparecido cine Morán, flanqueado por jóvenes entusiastas (sería capaz de dar el nombre de alguno de ellos, pero mejor no m enearlo) que gritaban «¡Felipe, presidente!. El talante moderado de López Gavela y la espléndida labor de fontanería del siempre recordado Pepe Carretero consiguieron multiplicar los ocho concejales de 1979, que se convirtieron en veinte cuatros años después: una victoria aplastante en el eufórico 82. En el cuarto mandado de Celso se gobernó en minoría con el PB y el CDS. Desde entonces, todo ha sido cuesta abajo para el socialismo local. Los personalismos ególatras del perverso sistema de familias en el que se basa su funcionamiento, convertido en una democracia aritmética con el mecanismo estropeado, sumado al interés estructural en evitar un grupo fuerte y decisorio en la capital del Bierzo, han llevado al PSOE local a una situación agónica. Hace año y medio le oí con sorpresa a un destacado militante que la única solución era el borrón y cuenta nueva. Me pareció entonces que la disolución era una medida exagerada aunque, tal y como están las cosas, quizá sea ya la única posible.

Cargando contenidos...