Los profesionales

A MÍ me encanta contemplar y valorar la labor de los profesionales, porque España anda falta de buenos profesionales. Así que cuando te encuentras a una profesional del periodismo, como Monserrat Domínguez, y a un profesional de la política, como José Luís Rodríguez Zapatero, disfrutas. Monserrat no hurtó ninguna pregunta incómoda, y el profesional de la política, se las sabe todas y sólo nos enteramos de que el recibo de la luz subirá más cerca del IPC, que del once por ciento que desean los accionistas y miembros de los consejos de administración de nuestras empresas eléctricas, que, por cierto, y no es por hacer un juego de palabras, no son nada corrientes. El gran hallazgo de la entrevista fue una afirmación certera, por parte de nuestro presidente, cuando afirmó, con el debido énfasis, que «el pesimismo no crea puestos de trabajo», y tiene toda la razón del mundo. Claro que, en contrapartida, quizás convenga recordar que tampoco está demostrado que el optimismo rebaje el IPC, aumente el Producto Interior Bruto, disminuya las importaciones y aumente las exportaciones. Es decir, podría darse el caso de que tanto el pesimismo como el optimismo no influyan demasiado en la evolución económica, con lo cual a lo mejor habría que llevar a cabo otras tareas distintas a las que realizamos cotidinamente: levantarnos por las mañanas, ponernos delante del espejo, y afirmar varias veces que somos cojonudos. E sas fórmulas pude que funcionen ante un desengaño amoroso, o ante el pórtico de una depresión, pero, si hemos sido suficientemente inteligentes como para elegir al mejor presidente del Gobierno, el elegido no puede rebajar nuestra inteligencia y definirnos como gilipollas por considerar que no sabremos digerir una mala noticia. Cuéntenos lo que pasa, diga lo que va a hacer nuestro Gobierno, y sea un buen pro fesional.