EL RINCÓN
Ricos de pedir
EL FANTASMA del hambre no aparece envuelto en una sábana blanca porque el hambre no tiene qué ponerse. El Fondo de Población de la ONU prevé que los cincuenta países más pobres del mundo triplicarán su población en los próximos cuarenta años. Se conoce que el apetito sexual es compatible con el otro. No siempre de la panza sale la danza. La Conferencia sobre Seguridad Alimentaria, quese celebra en Roma, aspira a resolver algo que jamás ha resuelto la Humanidad: que todos sus hijos coman. La FAO está en apuros y pide 1.100 millones para contener, de momento, la crisis de alimentos. En España lo que los empresarios piensan pedirle a Solbes es que congele el salario mínimo, que es una de las promesas electorales. Con esto de la «desaceleración» no es el momento apropiado para que quienes ganen menos empiecen a ganar algo más que para disgustos. Sobre todo si se tienen en cuenta dos factores: que ya ha alcanzado la cifra de 600 euros al mes y que son numerosísimos quienes lo disfrutan. Si el incremento, previsto para el año que viene, se aplaza hasta que la economía nacional inicie su recuperación, todo puede ir mejor para los supervivientes. Está demostrado estadísticamente que quienes están habituados a la penuria la resisten mejor. Quizá estén hechos de materiales más duros, pero sobre todo es una cuestión de entrenamiento. Por eso en las épocas de crisis protestan más quienes menos la sufren. Hay déficit de atraques en los puertos deportivos y miles de usuarios en lista de espera mientras se recompensa el desguace de los barcos de pesca. En el fondo, la gente es comprensiva y entiende que suban los precios al máximo. Incluso que no puedan subir el salario mínimo.