Tendido de sol

A VER SI LLEGA el verano, porque entre el cambio climático, el calentamiento y la crisis de la calefacción eléctrica, tarifa nocturna, que sólo se puede tener encendida hasta junio, no vea usted cómo se me grilla el grillo adoptado en el tiesto de casa como animal de compañía. Para estos calores de la ex ministra Narbona también se acepta pulpo. Política aparte, porque no merece la pena -ni Mariano ni Zapatero- las crónicas de días atrás dieron cuenta de una corrida en la plaza de las Ventas en la que el torero José Tomás salió a hombros. El único que estaba disconforme era un tal Victorino, aún más diestro de derechas que él, ganadero de reses bravas, que presume de conocer a los maletillas y dijo que «no torea, sino que se arrima». Es lo mismo que algunos opinamos de los otros dos. Sólo que ni se arriman. Pero no se preocupe usted, porque ambos están en el burladero del cargo, Zapatero de maestro, el otro de subalterno y a ninguno le va a pillar el toro. Valga esta estampa taurina para escenificar el verano y las vacaciones, que ya llegan. Para un servidor, ecologistas y antitaurinos aparte, empieza por San Fermín y acaba con el pobre de mí , aunque este año, si el tiempo no lo impide y la autoridad lo permite, se abrirá con la feria de Valencia, por otro nombre en los carteles Congreso del PP de junio. A la hora de escribir estas líneas se anuncia desde el partido conservador que no habrá candidaturas alternativas a Rajoy, lo que resulta a este últimoextremadamente cómodo y, al contrario que en el argot taurino, no es lo mismo medirse con otros colegas -pongamos Esperanza Aguirre- que encerrarse uno solo con seis morlacos del Gobierno. Como dijo también hace días el ganadero Victorino, lo de ETA lo arreglaba la Legión, la Aguirre más que cinqueña es cincuentona, tiene la tira de yerbas y a ella no se le arrima nadie ni hay quien la toree. Enseguida se ve que está resabiada. Como tantos otros, pero al toro bravo lo mandan los cabestros. Cuando no la cuadrilla. O el aparato del partido.