Cerrar
León

Creado:

Actualizado:

ACABAN de cumplirse treinta años del estreno de El padrino , la primera película de una trilogía magistral, en la que Coppola nos cuenta la llegada al trono mafioso del hijo que inicialmente no estaba destinado a reinar ni anhelaba hacerlo. Como tragedia que es, trata sobre la fatalidad y la culpa heredada. Una joven inocente habrá de pagar un día con su vida los crímenes cometidos por su familia cuando ella ni siquiera había nacido; y así concluye la tercera parte, con la muerte de la hija de Michael Corleone, asesinada ante el emperador de los gánsteres, de cuya garganta irrumpe un grito cósmico, que no oímos. La tragedia es un género precristiano y, por tanto, no hay Santo Grial que salir a buscar. He visto la trilogía muchas veces, y hoy, ya lejos de aquella primera vez en que sólo percibí una gran historia de gánsteres, creo que trata sobre la infelicidad que conllevan el mal y el poder absoluto. Michael Corleone añoraba al hombre honrado que un día pudo ser, pero la tela de araña era más fuerte que los ecos de su conciencia. Ordenó asesinar a su hermanastro y esto, según las leyes de la tragedia, no podía quedar sin castigo. La historia tiene muchas lecturas: una familia mafiosa como metáfora de los clanes políticos; la ambición de ser quien mueve los hilos; la complicidad de quienes no cometen crímenes pero se benefician de ellos; la convicción de que cualquier acto queda impune si eres más poderoso que tus víctimas, la corrupción del sistema¿ en fin, subtramas que nos llevan a otras, todas sórdidas, pues en la tragedia hasta la nada necesita vengarse. La trilogía sigue resonando en nosotros como una ópera contemporánea, aunque con personajes y una historia tan viejos como el mundo. Michael termina viejo y triste. Pobre rey de Mordor.

Cargando contenidos...