Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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NO HAY que disparar contra los pianistas que cumplen el precepto bíblico de no permitirle a su mano derecha que sepa lo que hace la izquierda. Hacen lo que pueden. Lo mismo que los ministros que disponen de escaso presupuesto. Cuando no hay dinero, aunque sean nominalmente de izquierdas, no dan una a derechas por la sencilla razón de que sus arcas están vacías. Por desgracia, la mayoría de los problemas, incluido el del transporte, se resolverían con el denominado «vil metal». Ahora la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que no puede invertir en crear más juzgados, ni en aumentar el número de policías, ha ideado algo sin duda más barato para disminuir el número de víctimas de la violencia de género: poner en marcha un teléfono para que los hombres, los más bestias, se entiende, «canalicen su agresividad». Una llamada telefónica puede hacerle olvidar a un salvaje la llamada de la selva. Ya el gran Forges inventó un muñeco con la cara del jefe al que por pocas monedas se podía abofetear para desahogarse. Anteriormente a doña Bibiana se le había ocurrido erigirle un monumento a las mujeres maltratadas, pensando sin duda que eso sale más económico que convencer a sus maridos, uno por uno, de que no deben lapidarlas y además se ahorran piedras. «Cantando la pena, la pena se olvida», dice la copla y el Ministerio de Igualdad quiere probar si «contando la rabia, la rabia se olvida» también. No deja de ser un experimento psicológico interesante, aunque quizá sea mucho pedirle a los analfabetos que crean en la curación mediante la palabra. Ortega decía que la agresividad y las actitudes chulescas son formas de histeria. Ojalá sirva el teléfono para disuadir a los maltratadores, pero combatir así la violencia de género parece del género tonto.

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