Registro de ventas

EL GOBIERNO es capaz de resolver cualquier cosa a condición de que no sea conflictiva. Su especialidad es solucionar los problemas que no existen y nuestra esperanza ciudadana se basa en que tampoco tienen un especial interés en crearlos, con tal de no ocuparse en arreglarlos. Lo de los piquetes en las carreteras se veía venir desde que el premio Nobel de Economía Stiglitz lanzó un grito de alarma petrolífero y nos recordó que cuando empezó la guerra de Irak el barril costaba 25 dólares y ahora ha superado los 135. Lo que pasa es que le hacemos menos caso a las predicciones de un Nobel de Economía que al tarugo del concejal de distrito, que está más crudo en esta materia que el mismo petróleo. El arte de vender consiste en trasladar algo de sitio donde abunda al sitio donde escasea. Sólo requiere que el comprador tenga algún dinero y el que vende sea dueño de algo. Ahora no se venden pisos, que eran una excepción a esta regla, en uso desde los fenicios, ya que a los pisos no hay que trasladarlos. En todas las calles hay letreros donde puede leerse «Se vende», pero no hay demanda. De lo que hay demanda en estos momentos es de gasolina, pero tampoco se vende porque lo que no hay es gasolina. La gente empieza a acaparar. Se conoce que además de no leer las declaraciones de los científicos, no ha leído la Biblia: «Quien esconde el trigo será maldito en los pueblos; mas la bendición sobre la cabeza de los que lo venden». (El proverbio no excluye a los que le ponen un precio más alto). Mala época para vender, si no son armas. Los gobiernos invierten 150 veces más en armas que en frenar el hambre. Nosotros los españoles, que somos tan pacifistas, hemos incrementado las ventas en más del 50%. Colombia, Venezuela y Marruecos están entre nuestros clientes.