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León

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BIBIANA Aído, la ministra de Igualdad, se atrevió a decir hace pocas semanas en una entrevista que iba a ser «la mosca cojonera del Gobierno», consciente de que llevar las aspiraciones de equidad a todos los departamentos ministeriales es una tarea difícil. A nadie le extrañó, ni siquiera a la Real Academia de la Lengua, que la ministra utilizara una palabra -cojonera- que no aparece en su sacrosanto diccionario, pero que, estarán conmigo, goza de la aprobación popular para su uso y disfrute. En cambio fue la ministra el otro día a la comisión de Igualdad del Congreso y se montó la de Dios es Cristo nada más que abrió la boca. Y todo porque se dirigió a sus señorías como miembros y miembras... Si fue un lapsus, como ha dicho Aído, o un órdago al uso sexista del lenguaje, es lo mismo. Lo importante es la polvareda. Se ha montado la de San Quintín . Cuando Bibiana Aído apenas tenía cuatro añitos llegaba al Gobierno de UCD, el de Leopoldo Calvo Sotelo, Soledad Becerril. A la primera ministra de la democracia actual la llamaban «ministro» porque a los guardianes de la época les parecía que lo de ministra sonaba «raro». Y tanto. Es que no había. Las mujeres, con gran empeño de Pilar Primo de Rivera y su sección femenina durante el Franquismo, cobraban existencia en el recinto del hogar. Incluso las tareas domésticas eran recomendadas a las españolitas como la mejor gimnasia para la mujer... ¿Por qué no se preparó la escandelera cuando la RAE aceptó la palabra modisto, si modista es de género común sustantivo y femenino? Dice la Academia que modisto es un masculino regresivo. Ya. Pero su objetivo era distinguir a los modistos de alta costura de las modistillas . Como si no hubiera modistas de alta costura. Nadie rechistó. Ni por ello los dentistas se llaman dentistos, ni los artistas, artistos. Ni las modelos, modelas... La lengua no es un teorema; está influida por los cambios sociales e históricos. Y es más libre de lo quieren sus celosos guardianes. En fin, no lo dice El Quijote , por mucho que se le atribuya, pero es igual: Ladran, luego cabalgamos...