EL BALE DEL AHORCADO
Feminazis
LO DE miembros y miembras no pasa de ser una desvergonzada muestra de ignorancia. Pero, aunque en este caso se demuestra que el medio es el mensaje, no deja de ser una anécdota si se compara con la categoría. Y la categoría es que se ha creado un ministerio de la nada para que la nueva responsable lo justifique con la creación de un teléfono al que ella cree acudirán los hombres para desahogar su violencia machista con una operadora. Así, ni palearán, ni violarán, ni asesinarán a una mujer. Bibiana Aído ha subrayado que su proyecto no se limita a cumplir con este objetivo. En este nuevo número los hombres malos también recibirán consejos para hacer la colada, r esolverán dudas sobre decoración y se les aleccionará sobre la mejor manera de servirse del lenguaje. Hay miles de cosas que hacer en defensa de la igualdad, pero apañar un teléfono de recetas de cocina es trivializar la tragedia. Si Bibiana Aído quisiera demostrar que le importa la dignidad, podría comenzar prohibiendo que las niñas llevaran velo. El pañuelo no es un símbolo cultural, es un despojo medieval que desgraciadamente aún persiste y que se convierte en la letra escarlata de todas esas feministas que prefieren tapar su conciencia calificando como costumbre o rasgo cultural lo que no es más que un emblema de la barbarie. Barbarie porque en cualquiera de sus clases, ese trozo de tela es la manera de demostrar que el cuerpo de la mujer es sucio y no debe ser expuesto. No se trata de cultura, se trata de una moral que condena la libertad sexual de la mujer y la hace responsable de la del hombre. Las occidentales nos sacudimos la falocracia hace casi medio siglo. La violencia machista es atavismo sexual y el velo es una de sus banderas.