¿Puede Rajoy ganar a Zapatero?

SE ABRE para Mariano Rajoy una era de infarto. Toda España está pendiente de él, porque su andadura por el trapecio va a tener consecuencias en el replanteamiento, necesario sin duda, del tablero de la política. Estamos ante el Bad Godesberg de la derecha española -la izquierda ya pasó por ello y, de momento, nadie piensa en alternativas a corto plazo a la «fórmula Zapatero»-. Lo que se plantea ahora no es si Rajoy va a ganar su congreso, sino si logrará sobrevivir a su propio partido, y a sí mismo, durante los próximos tres años. Si será capaz de permanecer en el cargo, enfrentarse a Zapatero -o a quien ZP designe en su momento como cabecera del cartel socialista-y llegar a La Moncloa. Esa es ahora la pregunta: ¿Puede Mariano Rajoy llegar a ocupar el despacho principal en La Moncloa? Me gustaría hacer una encuesta al respecto entre los tres mil compromisarios que asistirán al XVI congreso de PP en Valencia este próximo fin de semana. Porque algunos ruidos mediáticos, el fru fru de alguna sotana y la inquietud de ciertos cenáculos madrileños no siempre arrojan la media aritmética de la temperatura política del país. Y tengo para mí que Rajoy afronta este congreso, en el que sin duda saldrá reelegido por una amplísima mayoría y sin que haya nadie posicionado frente a él como alternativa. Luego, ya se sabe: Mariano Rajoy tendrá que pasar por el vía crucis de las elecciones vascas, las gallegas, las europeas, las municipales y autonómicas, otro congreso del PP, hasta llegar a la meta de las próximas elecciones generales, allá por 2012 -o algo antes, quién sabe lo que dará de sí esta legislatura llena de incertidumbres- . Claro que, para entonces, mucho agua habrá corrido bajo los puentes y puede hasta que Zapatero haya sido fiel a las cosas que ha ido diciendo en privado -que nunca, me parece, en público-y considere que ocho años al frente del gobierno es un período lo suficientemente largo como para buscarse un sucesor. Y, entonces, el candidato del Partido Popular, que yo sigo apostado que no será otro que Mariano Rajoy, tendría un nuevo rostro como contendiente. Pero todo eso no pasa, de momento, de ser política ficción.