Suspenso a Gobierno y PP

SE DESACELERA la estimación ciudadana a Zapatero, y al PSOE, a medida que se va desacelerando la actividad económica. Un sondeo del Instituto Opina, que toma periódicamente el pulso a la vida política, revela que socialistas y populares están empatados en intención decidida de voto. Ambos atraerían a las urnas a un 40% de votantes, lo que si al PP le mantiene en el nivel del pasado 9-M, al PSOE le rebaja cuatro puntos. La crisis económica que, según el Gobierno, no existe habría penalizado a ZP hasta el punto de que su gestión se valora con un suspenso. El 46% de los entrevistados le suspende mientras que un 44% le aprueba. Y el Gobierno no supera el listón del 5%, aprobado raso, pues le faltan unas décimas para alcanzarlo. Y es que habrían calado más hondo en la sociedad española los eufemismos con que el Gobierno se niega a admitir la realidad de la crisis que las medidas de la vicepresidencia económica para atajarla. Se trata, desde la perspectiva del Gobierno, de capear la depresión económica sin más iniciativas que las que deberían haberse adoptado hace mucho tiempo: esfuerzo inversor en I+D+i con vistas a que una producción industrial y de servicios de mayor excelencia aumente nuestras exportaciones y vaya desplazando al ladrillo del lugar que ocupaba como soporte del crecimiento económico. Esta actitud del ejecutivo podría calificarse de sensata si pudiera explicarse a la opinión pública prescindiendo de ponerle disfraces semánticos a la realidad. Y mientras la situación económica se disfraza, el PP disfruta sin el menor esfuerzo de un empate con el PSOE en afectos electorales, y hasta de mayor fidelidad de sus votantes del pasado 9-M que el competidor socialista, en el que el sondeo registra algunas deserciones. Pero ni los populares deberían lanzar las campanas al vuelo ni los socialistas compungirse exageradamente, porque el palo de la ciudadanía al Gobierno y a su presidente es puramente circunstancial, mientras que el pesimismo que el sondeo transmite sobre la situación embarazosa que atraviesa el PP sugiere que el partido no va a solucionar sus problemas en el inminente congreso de Valencia, aunque salga reelegido presidente, como es prácticamente seguro, Mariano Rajoy, pues a éste sólo le aprueba un 32% de sondeados, y le suspende un 65%. El pulso de la vida política latiría a favor de que el Gobierne actúe sin enmascarar la realidad económica a los ciudadanos, y enviaría a varios dirigentes del PP una seria advertencia sobre las consecuencias funestas que podrían derivarse de sus comportamientos a veces maliciosos contra Rajoy.