TRIBUNA
Siempre pierde el mismo
A RAÍZ de la publicación en el Diario de León que dos jueces de lo Contencioso y Administrativo n.° 1 y 2 han paralizado las obras del parque eólico Murias II y parque eólico San Feliz, sito en el monte n.° 19 propiedad de la Junta Vecinal de Quintana del Castillo, a instancias de la SEO y el grupo de Estudio y Defensa de la montaña oriental leonesa alegando que afecta al urogallo en peligro de extinción y apoyados por ecologistas, cazadores, domingueros de pro y personas «amagadas» con una fuerte influencia en altas esferas, como presidente de la Junta Vecinal hago las siguientes reflexiones: Supongo que cuando entras en una propiedad ajena o bien preguntas o pides permiso para meter o sacar algo. A nosotros nadie nos ha pedido permiso ni nos ha preguntado si se puede meter el urogallo y no nos vengan diciendo que viene solo, respuesta que nos vienen dando con risita socarrona en Medio Ambiente cada vez que se pregunta. Supongo también, que dichas sociedades, asociaciones y ecologistas, que por cierto las y los hay de muchas clases, entre algunas y algunos de las y los cuales, podría estar yo y muchos como yo, que aparte de cuidar el medio ambiente y nuestros montes nos dedicamos, entre otras cosas, a bajar de la sierra ingentes bolsas de mierda (con perdón), que dejan algunas de estas personas y domingueros que tanto protestan por todo y tanto admiran una naturaleza ecologista. Supongo también que estas personas que tan en contra de todo están se trasladan a la sierra y nuestros montes andando desde León para así respetar el medio ambiente y no contaminar, ¿verdad? Pues no, resulta que se trasladan en todoterrenos, motos de gran cilindrada y otros tipos de medios de transporte que, imagino, funcionarán con agua y aire con el fin de no contaminar. Como tampoco deben hacer ruido, ni destrozar montes y caminos, los animales en vez de esconderse, se reúnen a la vera de los caminos (urogallos, corzos, conejos, etcétera) y les jalean y aplauden al pasar, viendo sus acrobacias de destrozo del entorno. Dentro de este mundo de ecologistas y asociac iones, hay que incluir las caravanas de todo terrenos que a menudo y a través de Medio Ambiente vienen a visitar nuestro cuidado monte y a los domingueros de pro, de clases sociales más bien altas, que para dejar de lado el estrés cotidiano, acuden fin de semana sí, y otro ta mbién, a la sierra para hacer sus excursiones y competiciones, destrozando montes y caminos y dejándonos la eme, antes aludida, para que la recojan los incultos del pueblo. También es de suponer, que todas estas personas que claman al cielo, en contra de los parques eólicos, deben poseer coches o demás vehículos no contaminantes, y que los incontables postes de luz, telefonía, antenas de televisión y de telefonía, y así un largo etcétera de elementos que pueblan y cruzan nuestros valles y montañas, están de adorno medio ambiental (sin olvidar que no generan beneficio alguno a las fincas que avasallan). Deduzco que estas personas, en sus casas no tienen electrodomésticos, tales como una lavadora, un lavavajillas, un horno, un microondas, una televisión, quizás una caldera también y así un larguísimo etc., o si los tienen, deben funcionar con aire y con agua tal vez. ¿Cómo prescindir de tanta comodidad, verdad? Imagino que saben también, que los aerogeneradores, además de no estar demostrado que afecten a la fauna y el entorno, para los pueblos donde se ubiquen, supondrían unos ingresos, que mejorarían la calidad de vida de las personas que los habitan. Pueblos, que cada vez van a menos y en los que la media de recursos mensuales, no llega a 500 euros por persona (esto sí que es un atentado medio ambiental). Creo que tenemos el mismo derecho a desear llevar una vida más digna y con un nivel y calidad más elevado (como el de ustedes y por el cual yo me congratulo), aunque sea a costa de instalar unos aerogeneradores de energía eléctrica, que posiblemente el único impacto que hagan sea el visual, al cual ya estamos tan acostumbrados por la existencia de tantísimos postes como hay y que no nos generan beneficio alguno y por los cuales ustedes no dicen ni mu, ni protestan, ¿como para hacerlo verdad? En vez de buscar confrontaciones que no llevan a ninguna parte, a todas estas personas aludidas les hago dos proposiciones: Escotan entre todos ustedes cada año para pagarnos lo que cobraríamos por molino y año, o bien les doy permiso para que vengan y cojan el urogallo y se lo lleven a su pueblo con lo cual quedaríamos encantados. Por último, «en nuestra tierra» arreglada y cuidada con mucho esmero, posiblemente como pocas o ninguna, gracias a nuestro interés y trabajo (para eso, para el trabajo, ustedes no se dignan a aparecer nunca) y de la que nos sentimos orgullosos, nos gustaría y estaríamos mucho más tranquilos si no apareciera por ella, nunca, tanto protestón y tanta asociación y domingueros.