EL RINCÓN
Memorial de intenciones
TIENEN mucho mérito los que hacen conjeturas sobre los rumbos que tomarán los avatares de la política: manejan una brújula que está completamente majara, a fuerza de traqueteos. Quienes hacen encuestas y sondeos de opinión saben que sus vaticinios sólo son válidos para el momento en que los hicieron y, si acaso, para la media hora siguiente. Aquí cambia de opinión incluso el que es incapaz de tenerla con anterioridad. Habría que considerar en qué momento se inquiere el criterio de la persona interrogada, ya que la respuesta puede variar si estamos en los últimos días de mes o acaba de cobrar su sueldecito. Un triunfo de la selección española de fútbol puede ser muy influyente. Ahora, según algunos agrimensores, parece que la crisis y la huelga «han hundido la intención de voto del PSOE» y lo sitúan a un sólo punto por encima del PP, a pesar de todas las trifulcas internas, externas y mediopensionistas que atraviesa. También se registran brincos espectaculares en la valoración de los líderes. El presidente del Gobierno ha suspendido por primera vez en cuatro años y se coloca a la par de Rajoy, que lleva suspendiendo la misma temporada, si bien medida de otra manera. Si Villa y Torres nos meten en la final de la Eurocopa todo eso cambiaría en dos patadas. No creo que los españoles seamos especialmente volubles. Más bien nos hemos caracterizado históricamente por no dar nuestro brazo a torcer ni siquiera en posición de saludo. También se asegura que Gallardón aventaja a Rajoy en diez puntos entre los votantes del PP. De todas maneras lo más gracioso es lo que ha dicho Miguel Sebastián, el frustrado acusador fotográfico: «cuanto más se caiga, más rápida será la recuperación».