EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA
Rajoy elige su cúpula Salubridad pública
RAJOY anunció ayer, veinticuatro antes del comienzo del Congreso de Valencia, el nombre de quienes formarán la cabecera de su equipo. La elección es brillante por la calidad indudable de los personajes: María Dolores de Cospedal será la nueva secretaria general y Ana Mato, González Pons y Javier Arenas los vicesecretarios de Organización, Comunicación y Territorial respectivamente. Cospedal, capaz y liberal, tiene un perfil moderno y joven que iluminará la vetusta imagen del PP, aun a costa de abandonar relativamente su compromiso con Castilla-La Mancha, en cuya política continuará. Los demás elegidos tienen probadas aptitudes, por lo que formarán un triunviro altamente presentable y temible para sus adversarios. En cualquier caso, la candidatura única de Rajoy y el secretismo con que ha conducido la confección de la cúpula abonan la incómoda sensación de unanimidad artificial que rodeará al Congreso de Valencia. LA CORRUPCIÓN urbanística es uno de los problemas de salubridad pública más graves que tiene planteados este país y, desde luego, el que en mayor medida corroe el prestigio de la clase política y la estabilidad del sistema, en el que muchos ciudadanos dejan de creer. Y a muchos nos molesta profundamente que algunos traten de explotar esta lacra de forma partidista. Es frecuente que, cuando han de denunciar un nuevo abuso de esta índole, los medios cercanos al PSOE o al PP destaquen con alarde que tal o cual «alcalde del PP» o este o aquel «alcalde del PSOE» ha cometido cierta tropelía, en tanto tienden a dar en letra pequeña los sucesos semejantes en que el mandatario es de la filiación contraria. Cuando quien se enreda en las tramas de la corrupción deja de ser en el acto un sujeto políticamente activo y se convierte en un simple delincuente, reprobado por todos y sujeto del más enfático rechazo social. La información ha de ser veraz y completa, y es hipócrita ocultar la filiación política, o la etnia, o la nacionalidad de un delincuente. Pero el oportunismo es siempre detestable y empaña la limpieza de la comunicación.