A ver los fuegos

HOY COMIENZAN las fiestas de León. Temblemos. Hay quien achaca la tradicional endeblez de éstas al carácter natural de los leoneses, siempre frío en sus poco numerosas expansiones festivas. Porque las patronales de San Juan y San Pedro no dejan de recordarnos, al fin y al cabo, aquel ponerse la camisina nueva para ir a ver los fuegos. Pegados unos a otros de cara al Bernesga pero mirándonos de reojillo, desconfiando, juzgando el atuendo, la catadura o la compañía del que está al lado, así hemos pasado -y seguimos pasando- estas celebraciones. Qué diferentes son las explosiones populares de los pueblos y ciudades situados más al Este, de la ribera del Ebro (La Rioja, Aragón), del País Vasco (cada uno de los ciudadanos de Bilbao, de Vitoria, volcados en ellas, organizando eventos y concursos gastronómicos, levantando casetas o txoznas ), y de la vecina Castilla, ojo (por ejemplo, Burgos), que también tiene mucha costumbre de peñas vinateras y charangueras. Todo eso es extraño a León. Aquí ni se nos pasaría por la cabeza vestirnos con una simple camiseta blanca y ponernos pingando de harina, huevos y zurracapote (con lo divertido que es), como hacen en Miranda, en la Pamplona sanferminera o en el San Mateo logroñés. Todo eso provoca una especie de catarsis, de orgasmo colectivo (cuya metáfora más plástica es el chupinazo), de sentimiento de unión colectiva, que está ausente aquí. Y quizá por eso, entre otras cosas, andemos algo encogidos, remisos, achicados. Nos divertimos de una manera diferente, es verdad, aunque lo hacemos. En San Froilán -nuestra verdadera fiesta- lo pasamos de miedo comiendo morcilla y viendo pasar las vacas uñidas . El problema es que nunca he visto esfuerzos verdaderos por hacer de San Juan algo diferente y original. Es un cúmulo de actos sin identidad y sin hilazón, sin cosas únicas en el resto de España, con vergonzosos remedos de hogueras levantinas y -este año- cantantes en playback . Propongo muy en serio cambiarlas de raíz o suprimirlas. O pasarlas a San Froilán. Es eso o seguir mirando pa los fuegos.