Rajoy, por la puerta grande

LAS FALANGES mediáticas del antimarianismo dan por perdida la batalla de Valencia. Pero, inasequibles al desaliento, dictan sentencia al valorar el congreso del PP como la patética estampa de «un líder que se aferra al poder sin el respaldo de sus militantes». Si nos atenemos a tan burda insinuación, los tres mil compromisarios que asisten a esta gran asamblea nacional del principal partido de la oposición son idiotas, se dejan manipular, están reñidos con los afiliados y se comportan bajo los efectos del síndrome búlgaro. Todos lelos. Todos. También los 2.500 elegidos por las bases y que, al contrario de lo que ocurre con los 500 restantes, no son compromisarios natos en razón del cargo que ocupan dentro de la organización. Más se aproxima a la realidad constatar el final feliz que este congreso le reserva a Mariano Rajoy después del paso atrás de Esperanza Aguirre, cabeza visible del antimarianismo interno, el de carácter político (distingamos de ese ruidoso antimarianismo mediático formalmente ajeno a la organización del PP). En realidad, la conjura contra Rajoy ya se había desinflado en vísperas de la cita valenciana. Y los amagos de los enredadores se han perdido en la polvareda. A la realidad contante y sonante pertenecen también dos testimonios de la prospectiva electoral puestos en circulación por distintos institutos de sondeos. Uno de ellos revela que, a causa de la deficiente gestión que el Gobierno está haciendo de la crisis económica, las expectativas de voto entre el PSOE y el PP están prácticamente igualadas. El otro testimonio (del CIS) nos dice que Rajoy ha subido en el ránking de valoración de líderes. Si tenemos en cuenta que el trabajo de campo de esos dos sondeos se llevó a cabo en el período más activo de la conjura antimarianista, la conclusión nos remite a la irrelevancia de dicha conjura. O sea, mucho ruido y pocas nueces, como tantas veces he escrito al glosar el incendio del PP. Si te mantenías a distancia, las llamas parecían altas y más devastadoras. Pero si te acercabas, enseguida descubrías que los pirómanos eran pocos y mal organizados. Ahora hasta Esperanza Aguirre se mimetiza con el resto de los dirigentes regionales para apoyar a Rajoy. Casi con entusiasmo, incluso, después de conocer el nombre de María Dolores de Cospedal como próxima secretaria general. Vivos elogios para su ex consejera. En definititiva, no habrá voto en blanco para canalizar el malestar de quienes murmuran que con Rajoy no ganarán en el 2012. De momento va a salir por la puerta grande del congreso de Valencia a mediodía del domingo.