Diario de León

HISTORIAS DEL REINO

Petróleo con perejil

Publicado por
MARGARITA TORRES
León

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JUSTO al este de las islas canarias de Lanzarote y Fuerteventura, en aguas territoriales españolas y apenas si a sesenta kilómetros de las playas del archipiélago afortunado, existe una importante bolsa de petróleo lista para comenzar a ser explotada. Se estima en unos mil millones de barriles la potencia de la misma, sobre la que existen diversas actitudes en el juego geopolítico actual: por una parte, el gobierno canario desearía participar en los beneficios, argumento lógico, por otra, ahí al ladito mismo tenemos a Mohammed y a sus marines dispuestos a agredir nuestras aguas territoriales so pretexto de que aquello les pertenece sobre el argumento del porque sí y punto. Uno y otro factor alteran el descanso del presidente de Repsol YPF, Antoni Brufau, e inquietan a nuestro gobierno lo suficiente para caminar despacio sobre tan peliagudo asunto. La reivindicación canaria se asienta sobre la evidencia de que quien posee el recurso energético, ha de conseguir cierta rentabilidad por ello, argumento que se asemeja al leonés del canon eléctrico que, en nuestro caso, nadie escucha. La marroquí es hija de los excesos del sultán y, con un par de fragatas y un portaviones de paseo protector por los alrededores, acabaría en enfurruñamiento sin mayores consecuencias. Mas lo cierto es que en diciembre de 2001, el gobierno de Aznar autorizó a Repsol YPF a realizar las oportunas prospecciones para detectar el yacimiento y valorar sus posibilidades de extracción y rentabilidad, y, a pesar de encontrarse dentro de las doce millas hispanas, la reacción violenta del gobierno del sultán de Marruecos, Mohammed VI, fue la invasión de la isla de Perejil. Y es que el pariente incómodo de nuestro monarca, el hijo de ese Hassan, no se para en mientes a la hora de realizar algaradas diversas, pataletas varias, e invasiones de salón mientras su pueblo cruza el Estrecho en pateras de muerte para ganarse el jornal con el que mantener a sus familias. Perejil, con su habitante pastor y su puñado de cabras, fue la anécdota del asunto, la guinda de la tarta. Debajo de ella subyace el más jugoso pastel de la bolsa canaria de petróleo. Precisamente ahora, inmersos en una delicada situación económica que nace del incremento del precio del crudo a nivel mundial, con el sector de los transportes, o los de la agricultura y la pesca debilitados por los excesos de quienes engordan el precio hasta que la soga, de tan retorcida, ahorca, Repsol propone reiniciar el asunto del petróleo canario. Sobre el otro plato de la balanza se equilibran las necesidades de miles de familias que viven sobre los kilómetros de la carretera, que ganan el jornal arriesgando sus vidas en la mar, o gastándolas al frente de explotaciones agropecuarias. Tal como apunta el horizonte, la sombra del empobrecimiento amenazará a cada vez más personas. Si la puesta a punto de nuestros propios recursos energéticos consigue aclarar por algunos años este oscuro futuro inmediato, abramos la bolsa, aunque con el petróleo de Canarias nos llegue una ramita de perejil.

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