Claves domésticas del congreso de Valencia

MÁS ALLÁ de su desenlace general, el pasado congreso del PP permite algunas lecturas internas en clave territorial. Una de ellas es que algunas organizaciones regionales del partido han sabido rentabilizar su apoyo a Mariano Rajoy para incrementar sus cuotas de poder en los nuevos órganos de dirección. Así ha ocurrido con las tres comunidades con mayor número de compromisarios en el cónclave, Andalucía, Galicia y Valencia, cuyos respectivos barones territoriales se han hecho valer. No ha sido el caso de Castilla y León, la cuarta comunidad en representación, que ha salido del congreso con menos presencia e influencia de la que tenía. No es solo que no haya podido mantener el peso cualitativo que suponía Ángel Acebes como secretario general con su paisano Sebastián González en la Secretaría de Organización. Es que en términos cuantitativos el PP de Castilla y León ha visto reducida la cuota de que disfrutaba en el comité ejecutivo nacional, donde de diez representantes ha pasado a tener ocho. Dicha cuota no está, por lo demás, nada equitativamente repartida entre las nueve provincias. Esos ocho representantes (nueve con Juan Vicente Herrera, que es miembro nato) se reparten en tan solo cuatro provincias. Tres de ellos son burgaleses (además de Herrera, Juan Carlos Aparicio y Sandra Moneo), otros tres salmantinos (Alfonso Fernández Mañueco, José Antonio Bermúdez de Castro y Gonzalo Robles) y dos vallisoletanos (Tomás Villanueva y Miguel Ángel Cortés). Juan José Lucas, soriano de toda la vida, completa la lista. Del resto de las provincias, ni rastro. En concreto León ha perdido la representación que tuvo a través del diputado Baudilio Tomé, sin que resulte de recibo apuntarse las incorporaciones de Alfredo Prada y Manuel Cobo, leoneses que militan en Madrid y ejercen importantes cargos institucionales al lado de Esperanza Aguirre y de Ruiz Gallardón, respectivamente. En realidad, la única migaja recogida por el PP de León se concreta en la pertenencia de Antonio Silván a la junta directiva nacional, un órgano multitudinario de más de quinientos miembros. Bien es verdad que esta migaja tiene su miga, por cuanto el Consejero de Fomento no es precisamente persona de la máxima confianza de la presidenta del PP de León, Isabel Carrasco, sino uno de los referentes, si no el principal, del bloque de militantes que se plantean dar la batalla en el próximo congreso provincial. Lo cual cabe ser interpretado como un mensaje dirigido por Herrera a Carrasco. En clave interna de comunidad, es evidente que la presencia de Tomás Villanueva en la dirección nacional supone un claro reforzamiento del PP de Valladolid y de su posición de predominio en el seno de la Junta. Y mucho mas si se añade que el otro gran triunfador del PP regional, Fernández Mañueco, elegido presidente del comité nacional de derechos y garantías, es un fiel aliado a Villanueva tanto en el partido, del que es secretario regional, como en la Junta, donde ocupa la Consejería de Interior y Justicia. Por el contrario, se consuma el declive de la vicepresidenta primera y consejera de Medio Ambiente, María Jesús Ruiz, apeada de su puesto en el comité ejecutivo nacional del PP.