Hielo en llamas

EL MISMO día que los periódicos publicaban que la nave Phoenix ha localizado hielo en Marte, la sociedad española lo descubría en el rostro de Aznar. Un gran iceberg en forma de saludo conscientemente gélido hacia Rajoy. A veces, en un mero gesto cabe el continente Ártico. Hielo en llamas. Sin embargo, lo que cuenta para el presidente electo es que obtuvo el 84% de los votos, porcentaje que es mucho más que la botella medio llena, incluso para un pesimista. Y el centrismo, como venimos manteniendo columna a columna, no es tanto ideología como actitud; se manifiesta a través de los modales, buenos modales democráticos, que no pertenecen a ningún partido. Por cierto, no pocos populares son reacios a ser etiquetados de derechas, no porque les acompleje el término, sino porque entienden que no los define, y tienen razón, aunque a cierto periodismo le indigna, vaya a usted a saber los motivos. En política, como en la vida, ser coherente no significa mostrarse sólo de una forma, siempre la misma, monolítica, pues todos somos de muchas maneras, sujetos a cambios consecuencia del aprendizaje; lo importante es que lo esencial prevalezca, como se dice en la canción de Casablanca. Sólo un necio es conservador en todo, o progresista en todo, pues somos seres de matices. Cuidado con las ideologías etiqueta. El PP ha reivindicado el deseo de ser fiel a sus valores programáticos y, a la vez, mostrarse abierto a los cambios sociales, a nuevas situaciones. No hay traición alguna en tal planteamiento, salvo para quienes aún crean que el colmo del erotismo es ver mujeres subirse al tranvía; fue así, pero para nuestros bisabuelos. Ha sido un congreso que nos ha enseñado varias lecciones sobre la condición humana. Entre otras que el hielo¿ sólo para el cubata.