Un año es mucho

AUNQUE la canción dice «que veinte años no es nada» lo cierto es que un año sin ti es mucho. Se nos han hecho largos a los que te queremos, Jerónimo, los 365 días que han pasado desde que nos dejaste. Mañana hará un año, fue después de San Juan, como si no hubieras querido estropear la fiesta, como si el solsticio de verano que alegraba la naturaleza de tu Vegacervera también quisiera darte su adiós y despedirse en todo su esplendor, el mismo que tú habías mostrado casi un mes antes, cuando en la misma iglesia celebraste tus 25 años de unión con Marisa. Ese día reuniste a un grupo de amigos, sólo unos pocos de los muchos que te apreciaban, pero allí no cabían más y tu tampoco querías demasiadas emociones. Así te despediste de ellos con alegría, con esa sonrisa que se pintaba en tu cara cuando tenías a un amigo delante. Porque los amigos, nosotros, éramos tu familia. Siempre lo consideraste así. Por eso mañana queremos reunirnos de nuevo contigo, volver a tu casa y cruzar la calle para entrar en la iglesia y recordarte en el primer aniversario desde que nos dejaste. Marisa, tu mujer, tu amiga, quiere sentirte cerca y espera que como el magnífico anfitrión que fuiste tu espíritu esté presente en la misa, que oficiará el abad de la basílica de San Isidoro, Francisco Rodríguez Llamazares, de esa basílica que tuviste tan cerca durante tantos años, a cuya vera creciste y jugaste. Mañana estaremos contigo, con lo que más querías, tu mujer, tu casina y te echaremos otra vez de menos. Esperaremos a ver si asomas detrás de alguna esquina, si vienes a nuestro encuentro para disfrutar un rato de la amistad. Sabemos que estarás allí y siempre te quedarás con nosotros, porque no te olvidaremos.