Diario de León

EL MIRADOR

Vuelven los viejos malos tiempos

Publicado por
LORENZO BERNALDO DE QUIRÓS
León

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UN FANTASMA recorre la economía mundial, la «estanflación». Después de casi década y media de crecimiento ininterrumpido con estabilidad de precios, la denominada Era de la Gran Moderación, el panorama ha cambiado de manera radical. Durante ese largo período, el mundo olvidó la pesadilla de mediados y finales de los años setenta del siglo pasado cuando los brutales incrementos de los precios del petróleo decretados por la Opep en 1973 y en 1979 desencadenaron un fenómeno inédito y considerado imposible por el paradigma keynesiano entonces dominante, la aparición simultánea de un aumento persistente y continuado del nivel general de precios y la de un estancamiento de la economía. El problema es que se está gestando un escenario inflacionista que al coincidir con una crisis financiera, causada en gran medida por una política monetaria irresponsable, no se está combatiendo con el vigor necesario. La espectacularidad de las perturbaciones financieras internacionales, el temor a un colapso de los sistemas de pagos y el miedo a una recesión global ocultan un problema más grave y peligroso para la economía mundial en el horizonte del corto y del mediano plazo, la estanflación. Esa amenaza es mayor porque las tasas de inflación no son tan elevadas como entonces, lo que en apariencia relativiza la necesidad de hacer algo con urgencia. Entonces como ahora, los bancos centrales no han respondido con firmeza a las tensiones inflacionarias creadas por una actuación muy expansiva durante los últimos tres lustros y acentuadas en la actualidad por el encarecimiento del petróleo. Este episodio constituye un choque de oferta negativo que incrementa los costes de producción de las empresas y también incide de manera directa sobre los precios al consumo. En otras palabras ejerce efectos depresores sobre la actividad productiva y estimulantes sobre la inflación. Al final las malas inversiones y el endeudamiento de las economías y de las empresas impulsados por una estrategia monetaria laxa se han vuelto insostenibles... Cuanto más tiempo se tarde en atacar el problema inflacionario, más duro será el ajuste y más tardará en materializarse la recuperación de la economía global. Una dilatada experiencia muestra la inexistencia de una relación de intercambio estable entre inflación, crecimiento y empleo. Así lo comprobamos en el último tercio del siglo XX y sería absurdo y suicida olvidar que las economías que más dejaron avanzar la hidra inflacionaria fueron las últimas en volver a la senda de un crecimiento estable y sostenido.

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