EL MIRADOR
Un congreso lleno de color
HACE UNOS DÍAS me preguntaba, y preguntaba en voz alta: ¿En qué creen los políticos? Al reflexionar sobre el cambio de rumbo oficiado por Mariano Rajoy en el congreso de su partido iniciando un viaje de la derecha extrema al centro. Esa pregunta también cabe hacérsela al PSOE. Los socialistas van a celebrar un congreso que se presenta sin problemas. Zapatero ha ganado las elecciones y por tanto nadie le va a cuestionar, de manera que el congreso será a la «búlgara», todos estarán la mar de contentos. La puesta en escena será moderna, innovadora, impresionante, que de eso se ha encargado José Blanco, que dicho sea de paso es el artífice de la imagen de modernidad que el PSOE ha ido cuajando en los últimos años. Eso sí, veremos cómo algunos compromisarios van a proponer que desde el PSOE se inste al Gobierno que camine hacia un Estado laico, distanciándose definitivamente de la Iglesia Católica, y reformando por la vía de los hechos ese artículo de la Constitución que declara España como «Estado aconfesional», que no laico. En todo lo que se refiere a cuestiones morales y a costumbres, los socialistas se salen, se colocan en la vanguardia más puntera. Al menos así ha sido hasta ahora, y en mi opinión continuará siendo porque Zapatero, no solo por convencimiento, sino por cálculo político, tiene que compensar en estos momentos ese «giro» a la derecha que parece dar en algunos asuntos, por ejemplo en el de la inmigración. Nuestro presidente ha pasado de sacar los colores a todos aquellos que no compartían su política de inmigración, a votar en el Parlamento Europeo una nueva política de inmigración que es como para que se ponga colorado. Y es que nadie niega la necesidad de ordenar los flujos migratorios, de procurar que los inmigrantes lleguen a España con «papeles», es decir, con contratos de trabajo, de poner en marcha políticas adecuadas para la integración, etc, etc, etc. Pero eso es una cosa y otra muy distinta votar, como han votado los socialistas, que a los inmigrantes se les pueda «retener» dieciocho meses hasta buscar la manera de expulsarlos. Pone los pelos de punta pensar que alguien puede vivir en ese limbo jurídico que es la figura del «retenido». El retenido no ha cometido ningún delito pero se le trata como si fuera un delincuente. El retenido pasa a vivir en un «campamento», en un lugar donde estará con otros retenidos cuya falta será la de haber intentado buscar una vida mejor. Pero ya digo que éste congreso del PSOE dará alguna que otra sorpresa porque nuestro presidente tiene que compensar la preocupación de los ciudadanos por la crisis económica, esa que a todos nos está afectando pero que él con un desparpajo impresionante niega. Para el gobierno supone un revés haberse quedado solo, como se quedó el presidente en el Parlamento, en el debate sobre la crisis. Y es que esta legislatura no va a ser como la anterior, incluso el PP ha cambiado el paso, algo de lo que no quieren enterarse en el PSOE. En esta legislatura nada le va a salir gratos como en la anterior. Por eso el congreso será una explosión de noticias y novedades, para sorprender al personal y hacer como si nada pasara. Pero pasa, vaya si pasa, si no que se lo pregunten a quienes día a día van engrosando las listas del paro.