La corbata

EL MINISTRO de Industria se ha salido de la corrección política para hacer una llamada al ahorro energético con una medida tan sencilla como controvertida: dejar de usar la corbata en verano para bajar el consumo del aire acondicionado. Sebastián ha inaugurado la era de los ministros sin corbata y ha empezado a dar que hablar. Ya dicen por ahí que al Gobierno la crisis se los ha puesto de corbata. No sé lo que pensarán las eléctricas, pero creo que en sus consejos de administración seguirán usando corbata. Con la subida de la tarifa eléctrica tienen asegurado el reparto de beneficios, por más corbatas que se supriman; pero la acción de Sebastián sí tiene valor didáctico. El ahorro -o sea reducir el consumo- es una de las tres erres de la soste nibilidad ambiental: reducir, reciclar y reutilizar. Igual que usar el transporte público, la bici o el coche de San Fernando, el de un rato a pie y otro andando . Si en León, donde seguimos perdiendo habitantes porque nuestra población envejece galopantemente y no es capaz de renovar generaciones, se producen 44.500 toneladas de dióxido de carbono y se consumen 46 millones de litros de combustible, imagínense una macrociudad como la Villa y Corte. León acaba de presentar su plan de movilidad para reducir dióxido de carbono y hacer una ciudad más amable y sostenible, según los buenos propósitos municipales. Aparte del tranvía, que es lo más lucido del plan, queda mucho por concretar sobre las facilidades que se van a dar a peatones y ciclistas para su movilidad. Nada se sabe aún de carriles bici orgánicos, ni de reordenar el tráfico para que usar la bicicleta no sea una actividad de alto riesgo. Es patético ver que el carril-bici de La Torre muere en mitad de la Avenida de la Universidad y lamentable que el párking público esté vacío mientras los coches se atropellan en las parcelas que deberían ser zonas verdes alrededor del colegio La Palomera y en su calle peatonal. No se meten en las aulas porque no pueden. ¿Hay un plan para el cambio de mentalidad? La movilidad en la ciudad no debe olvidar estos trayectos tan pequeños como educativos para la vida cotidiana.