BURRO AMENAZADO
El asturiano
EL PRINCIPADO de Asturias ha editado un elegante folleto que resalta los rasgos del carácter asturiano, de forma que no se contamine con la flojera foránea de más allá del puerto de Pajares, frontera contra el cazur rismo decadente.. Se trata de frases cortas y contundentes que forjan la raíz astur, sobre todo en momentos de trabajo, ocio, relaciones humanas y ligoteo. Son las denominadas diferencies de un asturianu con el resto la humanidá, demostrables en múltiples aspectos mundanos. Voy con algunas de ellas. Un asturiano no es valiente y no se cae: tien huevos y dase una ostia. El asturiano no concierta una cita con sus amistades: espérales en un chigre, y si se arma bronca, nunca te golpea: date una paliza. No es que no hable claro, te lo diz tó a la puta cara, y tampoco ve a una chica fea: tan todas buenes..., a partir de las tres de la mañana. Un asturiano no te da la espalda, mándate a tomar por culo, y no es que no entienda, yé que todo lo sabe. A la hora de ligar, no acaricia: mete mano, y montado en automóvil, no corre a toda velocidad: va tou follau, más que Alonso, el venerado y altivo piloto de fórmula uno, joya de Briatore y Renault, ya superado en velocidad y reflejos por multitud de atorrantes nativos descendientes de Don Pelayo y la Santina de Covadonga. El macho de Asturias no es un macarra, yé amigu de sus amigos y, si hay que dase de ostias, pues danse. De cansarse nada, tira p'adelante, y no es presuntuoso, yé más chulu que un ocho. No hace falta el grito de ¡A mí la legión¡, para que acudan los colegas del ejército de la cabra, o ¡Viva Cristo Rey¡ en requerimiento de fachas, puesto que el ¡Puxa Asturias¡ es más voz de guerra y solidaridad que todos los vocablos de socorro inventados por la humanidad. La verdad es que los habitantes del vecino país de la fabada, los oricios, la sidra y el queso de Cabrales son unos cachondos, los mediterráneos del Cantábrico, y merece la pena estar con ellos, por muy chu los que se porten.