BURRO AMENAZADO
Cangrejo rojo
SE HA abierto la veda y cientos de reteles se izan con cangrejos en las zonas bajas ribereñas, desde el Valderaduey al Sil. Este cangrejo, originario de las marismas fluviales de Luisiana, se introdujo en nuestro país en 1973, en una finca de arrozal de Badajoz. A la vista de su fácil aclimatación, el ICONA, en 1974, liberó 500 kilos de este crustáceo en unas balsas dedicadas al engorde de anguilas en La Puebla del Río (Sevilla), en el Bajo Guadalquivir. Cinco años más tarde ya se pescaban en las marismas de Doñana 90 toneladas de este cangrejo pinzudo y rojo. A partir de los años ochenta, liberado por particulares, se extendió por toda España, desperdigándose gracias al elevado número de huevos por puesta, al rápido desarrollo juvenil, la dieta omnívora y su facilidad de sobrevivir en aguas cenagosas con poco oxígeno. Los pros y contras de la proliferación en León son variados. Es un azote en las lagunas, y un buen ejemplo lo vemos en Chozas de Arriba, ya que las transforma en charcos de agua turbia, perdiendo la vegetación de plantas acuáticas -esparganios, ranúnculos, espigas de agua, botones de oro y ovas- y bajando la riqueza de libélulas, caracoles, batracios y aves lagunares. Depredan ferozmente las larvas de anfibios y las especies más impactadas son el tritón palmeado, el sapo de espuelas, la rana verde y la ranita de San Antonio. El cangrejo rojo, a su vez, se ha convertido en presa. Hasta el 80% de la dieta estival de la nutria en los tramos bajos es a base de este cangrejo y, por eso, este mustélido ha prosperado mucho. Las aves que más los engullen son la cigüeña blanca, la garza real, la garza imperial y el martinete, zancudas en expansión. Otro pez fluvial amigo de comerlo es el lucio, que vuelve amás gracias al cangrejo rojo y a los bancos de alburnos. Sin limitación en el número de capturas por pescador, bodegas, bares y casas particulares disfrutan con sabrosos guisos y paellas de cangrejo rojo americano.