Diario de León

EN EL FILO

El empleo y la crisis

León

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EL PRESIDENTE Zapatero anda empeñado en quitar dramatismo al drama de la situación económica, seguramente porque piensa que el pesimismo se extiende como una marea negra y cuando se instala, la tragedia acaba siendo difícilmente superable. Pero hasta Pedro Solbes, que ha batallado duramente en la misma dirección, se ha rendido con todo y ha reconocido que esta crisis -sí, crisis, lo ha dicho- es mucho más dura que todas las que hemos vivido en los últimos cuarenta años. Solbes ha tardado en reconocerlo, pero cuando lo ha hecho, no ha dejado dudas sobre lo que nos espera. Pero esa negación de la crisis, posiblemente le ha dado al PSOE si no la victoria electoral, al menos un colchón de votos que le ha permitido seguir gobernando. Salvo los que ya la padecen, que saben lo que es, nadie está interesado en hablar de crisis, porque queremos seguir creyendo que si no hablamos de ella, no existe. Pero el crack de Martinsa-Fadesa, el anuncio de despidos en Spanair, el aumento galopante del paro y del precio del petróleo, la subida de las hipotecas y de los tipos de interés, la caída de la bolsa, son inapelables. La crisis no afecta excesivamente -tiene razón Zapatero- a los que viven bien, pero tampoco sólo a los que tienen menos, a esos a los que el presidente les garantiza seguir manteniendo las ayudas sociales. La clase media -la que está formada por una pareja de mileuristas que juntos tienen para ir tirando, pero que si uno de ellos va al paro, no pueden pagar nada- ve la toementa sobre sus cabezas. Los inmigrantes, igual y no se van a volver a donde estaban peor. Y por mucho que repitan los éxitos del pasado o que «sabemos lo que hay que hacer y lo vamos a hacer», como dice la vicepresidenta, las palabras no dan de comer, no crean empleo ni frenan la crisis. Así que más vale que Rajoy y Zapatero hablen el día 23 de soluciones económicas compartidas, que abandonen las guerras estériles, que busquen reformas estructurales de los mercados que nos permitan salir de la crisis y que se dejen de tonterías o no habrá nada que administrar. El empleo es la clave. Para el sostenimiento de las prestaciones sociales y de las pensiones, para poder hablar de otras cosas, hay que garantizar el empleo mañana. Si no hay empleo, no hay dinero que gastar ni consumo ni se podrá hacer frente a los compromisos adquiridos. Los actuales gobernantes deberán demostrar fehacientemente por qué tenemos que confiar en quienes hasta ayer -hasta hoy en el caso del presidente- del Gobierno- han negado que estemos en una crisis. Y que, además, tienen recetas que aplicar para salir de ella.

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