MAR DE FONDO
Pasa lo que no pasa
LA MÁXIMA con la que trabajan los políticos y los responsables de los gabinetes de prensa es que lo que no se publica no existe. La tendencia, cada vez más generalizada, entre los responsables de las instituciones en connivencia con los encargados de los gabinetes de comunicación de no permitir a los periodistas el acceso directo a las fuentes es una perversión democrática que puede convertirse en un bumerán para quien la practica. El truco de los modernos métodos de comunicación institucional es inundar de informes, notas de prensa y actos a los periodistas para que la realidad quede oculta ante tanto material, y presionar si el medio selecciona las convocatorias a las que concurre. El objetivo es hacer creer que pasa lo que no pasa. «Lo real es otra cosa. Y no suele dar ruedas de prensa», escribía José Miguel Larraya, Defensor del Lector de El País. «La solución es sencilla, pero hay que tener coraje: buscar información, no declaraciones; publicar noticias, no comunicados», aconseja Larraya. Otra práctica a la que se están acostumbrado los políticos es la de convocar actos institucionales en los que no se admiten preguntas de los periodistas. «Quien quiera publicidad, que la pague», escribía Larraya. «Consideramos que esas declaraciones sin preguntas no merecen la comparecencia de periodistas, sobra con la distribución de las mismas, en los soportes posibles, para que los medios valoren el tratamiento informativo que les parezca adecuado», firmaban en un comunicado los directores de los diarios nacionales que podríamos rubricar los periodistas leoneses. Los responsables políticos ostentan cargos públicos. Cada pregunta de un periodista viene precedida de mil voces que piden explicaciones.