A la cárcel por «spam» Vida y muerte

INTERNET está empezando a dejar de ser una selva y ya hay normas estrictas que limitan algunas prácticas condenables. Así por ejemplo, en virtud de la legislación norteamericana, un hombre de 27 años del barrio neoyorquino de Brooklyn ha sido condenado a 30 meses de prisión y a una multa de 180.000 dólares por enviar correos electrónicos basura, o «spam», a más de 1,2 millones de usuarios de la empresa de Microsoft America Online (AOL), después de haber conseguido burlar el sistema de filtro de la compañía. Al encausado le han perdido sus antecedentes: tenía otras 22 condenas previas y había ayudado a administrar un círculo de prostitución en Internet, aunque no había llegado a ser acusado formalmente. El «spam» causa graves pérdidas puesto que consume recursos y tiempo de todos los usuarios. Además, invade la privacidad y lesiona por tanto un derecho irrenunciable de todos los ciudadanos. Habría que tomar ejemplo. EL HECHO de que estén descendiendo de forma persistente y significativa los fallecimientos en accidentes de circulación está tenido paradójicamente una consecuencia dramática e inesperada: los enfermos que esperan angustiosamente la oportunidad de un trasplante tienen que aguardar cada vez más tiempo para resolver su doliente y perentoria necesidad. Todo en la vida es ambivalente, como puede verse si se presta suficiente atención. Pero es cuando menos chocante que este éxito objetivo de nuestra civilización, el que cada vez se desperdicien menos vidas absurdamente en nuestras carreteras, haya truncado las expectativas de unos colectivos cuya vida depende de la muerte ajena... Esta evidencia debería ser un acicate para la investigación: habrá que recurrir a órganos artificiales, de animales, obtenidos a partir de células madre... Serán nuevos retos, más gozosos, porque se habrá roto así en ellos la cadena entre la vida y la muerte. Pero en el entretanto, habrá que redimir con palabras muchas desesperanzas.