Diario de León

EL RINCÓN

Historia de un ciclista

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LOS GENDARMES franceses encontraron sustancias dopantes en la habitación del ciclista español Moisés Dueñas, pero antes les fue necesario registrarla. El muchacho había dado positivo por EPO en la cuarta etapa y la inspección domiciliaria duró una hora. Ha bastado esa corta etapa para que Moisés naufrague en los revueltos mares de la justicia: le pueden caer penas de hasta cinco años de cárcel y ya le ha caído una multa de 75.000 euros. Para tener un exacto conocimiento de lo que es el rigor de la ley se precisa protagonistas humildes. Quizá haya que preguntarse con sinceridad a qué le llamamos «doping». Si entendemos como droga todo lo que altere nuestra naturaleza hay que incluir a la aspirina y al amor. ¿Cuántas veces hemos dicho, a la caída de la tarde, o bien a cualquier otra hora, eso de «me hace falta una copa»?. Para combatir un abatimiento de ánimo o para batir un récord puede ser necesario que entre en nuestro cuerpo algún producto. Las anfetaminas pueden suplir al misticismo y éste puede ser confundido con el gin-tónic y, si damos un paso más, con el Dry Martini. ¿Era un drogata Balzac, que escribió La Comedia Humana gracias a tomarse 40 cafés diarios?, ¿le ayudó a Allan Poe el alcohol para inventar la novela policial con El fantasma de la calle Morgue ? En mi larga vida he seguido dos carreras ciclistas: una vuelta a España, que ganó Gabica, y una a Italia, en la que triunfó Gimondi. Ya se llevaba la droga, pero entonces le llamaban «bombazo». Los ciclistas echaban espuma por la boca. La plusmarca que se ha conseguido ahora es la de la hipocresía. La química influye en la constitución física, pero es cruel tener cinco años en prisión al muchacho al que le dieron unas pastillitas para que ganara una etapa.

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