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TRIBUNA

México: lluvias, Betancourt, McCain, Frida Kahlo...

Publicado por
CARMEN BUSMAYOR
León

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LAS LLUVIAS tropicales sorprendieron a bastantes españoles la primera quincena de julio en México. Quiero indicar que nos pillaron con la maleta cambiada, de donde sólo podíamos tirar de unas camisetas de tirantes, alguna chaquetita fina, deportivos nuevos o casi, además de calzado abierto, un sombrero inseparable, faldas o pantalones fresquitos y bien visibles gafas solares. Vengo a decir, claro está, que el paraguas, los chubasqueros y demás cosas en consonancia con la lluvia falt aban. De ahí que alguna chupa de padre muy señor mío hemos cogido, aunque bien agradecidos por poder contarlo, cosa que ya no resulta posible, por desgracia, para algunos nativos, si bien otros pueden hacerlo, pero desde el derrumbe, el desbordamiento, la inundación y otros males, como ocurre con muchos habitantes de Chiapas, Puebla, Tlaxcala, Jalisco, Tabasco, Medellín de Bravo, Acapulco y otras poblaciones. Todo por culpa de esas lluvias atronantes, sin melodía del agua, de las que no estuvo exenta tampoco la populosísima capital mejicana, aunque aquí, tal vez porque hay muchas y altas autoridades y las alcantarillas tragan mejor, lo hicieron con mucha más formalidad. Sin embargo bien sabe Dios, o los dioses, los dioses de Teotihuacán, que en su propio territorio nos pusieron bien llovidos e irados con tanta violencia pluvial y los arroyos surgidos repentinamente, arrastradores que fueron de las débiles mercancías de los vendedores ambulantes, bien sabe Dios, remacho, que por momentos casi creímos no poder pasar el charco para regresar a casa, quedarnos allí y convertirnos en buen sustrato alimenticio para las convivientes iguanas, mejor, para otros animales, dado que los reptiles iguánidos son herbívoros por completo. Claro, que, por fortuna, esto alcanzó sólo a gran parte de la República. Pues hubo soles, a veces débiles, generosos otras, como en el extranjerizado Cancún. Extranjerizado poco menos que al cien por cien. Pues extranjeros mayoritariamente son quienes habitan esas moles con ambiente pachanguero conformadas por los hoteles alineados en unos 20 kilómetros de costa caribeña, abastecidos de restaurantes italianos, japoneses, franceses, españoles, mexicanos..., donde se puede comer cuanto se quiera, gracias a una pulserita de plástico igualmente válida para los diversos bares, la cual te colocan nada más arribar; abastecidos, además, de tiendas, piscinas y las mil y una mercaderías necesarias o no, pero que luego, sorprendentemente, por lo menos algunos, carecen de algo tan simple a la vez que muy necesario en el caso de los turistas europeos, que no de los gringos, como es un baratísimo adaptador de enchufes para poner en funcionamiento toda nuestra pequeña maquinaria eléctrica. Maneras varias hay de solventar el problema, pero las mentes pensantes de esos macrohoteles funcionadores a modo de refugios, a estas alturas del siglo XXI, no es que no caigan en la cuenta, sencillamente no quieren arreglar el asunto. Y digo que funcionan a modo de refugio por cuanto muchos, muchisimísimos de sus inquilinos pasan la vida diaria en ellos, sin acercarse ni siquiera, por ejemplo, al pueblo conocido por Cancún, o a la misma Isla Mujeres, o a cualquier alrededor. Hombre, alguno que otro se salva acercándose a la valiosa zona arqueológica de Chichén Itzá . En fin, ellos se lo pierden. No basta con probar los variados azules del agua caribeña. Y aunque Ingrid Betancourt no pertenece al pueblo mexicano, ¿verdad, amigos Amador y Nabor?, he de referirme a esta política colombofrancesa, ex candidata a la presidencia de Colombia en el año 2002, por cuanto la noticia de su liberación junto con la de los otros catorce rehenes, entre ellos tres trabajadores americanos, fue aireada por todo el país de los mayas y de los aztecas con verdadero interés y alegría. Tanto es así que la CNN en español, en conexión con TV Caracol, ofreció en directo, «en vivo», la primera salida a los medios de la «plagiada» o secuestrada por las FARC o guerrilla colombiana. La verdad, tenía buen aspecto, estaba peinada con trabajoso arte y hablaba serenamente, doy fe, algo que no casa mucho con una mujer que ha padecido seis años largos un secuestro tan duro. En efecto, daba la sensación de que la libertad no le había pillado de sorpresa. Y por si esta arista no bastase, la versión que nos entregaba de su liberación resultaba un tanto infantil, por no decir increíble o de cuento. Así que desde ese miércoles dos de julio las sospechas sobre esa «absolutamente impecable operación del ejército colombiano» denominada «Jaque», no se han venido abajo. Todo lo contrario, ¿verdad, Nabor, Nabor Chimal? Además de otras posibles manos, se sospechaba de la de EE.UU, algo que según pasan los días se va haciendo más visible; mano, por otra parte, inteligentemente interesada. Pues Ingrid Betancourt en pocos años -el 2010 se halla cercano- llegará, sin lugar a la menor duda, a la presidencia de Colombia y entonces será un buen momento para que EE.UU le cobre el favor. En fin, aguardemos. No hay prisa. Esta mujer estupenda, valerosa e inteligente, de quien alguien dijo, ignoro en qué sentido, que tiene un toque de Paquita la del Barrio y Victoria Beckham, ha comenzado a sonar de cara al premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2008, también al Nobel de la Paz, eso sin poner en olvido que ya se halla en el ojo de mira holliwoodiense. Ah, Betancourt, ha prometido acudir pronto a México para dar gracias a la virgen guadalupana, lo que no tiene nada que ver con el caso McCain. Pues ella profesa el catolicismo. Lo pudimos ver en la tele el día de su puesta en libertad. Llevaba un rosario en la mano y en presencia de un cura, junto con sus compañeros liberados, rezó en voz alta. Bien, ahora toca hablar de McCain, el virtual candidato a la presidencia estadounidense, quien, acompañado de su esposa Cindy, entre fuertes medidas de seguridad y escaso público visitó el día tres a la virgen de Guadalupe al tiempo que le ofreció una hermosa rosa roja, seguramente cultivada en Cuernavaca. Pues tal visita en busca del voto hispano, sin duda, no gustó a este pueblo educado, amable, muy amable y silencioso. De donde un joven universitario en la explanada del santuario lo fustigó espetándole en su propia cara varias veces: «McCain, cerdo imperialista, no eres bienvenido, con la fe de un pueblo no se juega». En dicha línea de reprobación al aspirante a ocupar la Casa Blanca, si bien de modo más delicado, se manifestó también el obispo de Saltillo, Raúl Vera, ante los medios de comunicación: «A pesar de que la casa de Dios tiene sus puertas abiertas para todos nuestros hermanos, la visita del candidato republicano es más un acto de electoreo que de devoción». Más complaciente o contemporizador con el americano , quien no practica el credo católico, por el contrario, resultó ser el rector de la basílica nombrada, Diego Monroy, ya que aclaró que las críticas no eran correctas, pues «puede venir todo el mundo a la Basílica». México, el cervantino México, la última casa de nuestro poeta León Felipe y la de muchos niños de la guerra, o la del vasco José de la Barga, el descubridor y propietario de la fundamental mina de plata de Taxco, además de extraordinario benefactor de esta población; México, el de los taxis escarabajo, donde una puede toparse bien temprano con el análisis agudo y crítico de la realidad signado por Juan Gelman en el periódico Milenio; México, donde desea finalizar la vejez García Márquez, «Gabo»; donde en el Callejón del Beso, en la bellísima Guanajuato, pueden ponerse en práctica veinte tipos de besos, tales como el beso de la paleta, el árabe, el de monaguillo, el de la caja fuerte, el del torero, el del microondas, el del tamal...; donde los indígenas se manifiestan con orden, música, danza y completa desnudez en el centro de la capital, y parecido hacen los desheredados o próximos en Morelia ante la catedral y el Palacio del Gobierno ; donde las corridas de toros despiertan pasiones; donde nos saluda efusivamente el aliento irremplazable de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y Frida Kahlo volteando por la Casa Azul con traje de tehuana, dos claveles reventones entre sus trenzas recogidas tras un gato de cristal, Fridita antes y después de la cumbre del dolor y del color, con dos guajolotes cantando entre sus pechos y un saco de inabarcable pasión. México, para visitar. Háganme caso. Un saludo maya: Maloo-kin. Bixabel.