EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA
¿Confianza? Censura olímpica
SEGÚN el indicador de confianza publicado por el Instituto de Crédito Oficial el índice descendió 5,4 puntos en julio respecto al mes precedente, hasta los 46,3 puntos, con lo que se situó en el nivel más bajo desde septiembre de 2004. Según el Instituto, la confianza del consumidor ha descendido en julio porque ha empeorado la opinión de los consumidores acerca de la evolución económica en los últimos seis meses y también sus expectativas para el próximo semestre. Decía Ortega que hay que recatarse de manifestar lo obvio, y hay indicadores que dejan de tener sentido en momentos como el actual, de franca crisis económica, en que no cabe esperar que los agentes económicos tengan confianza alguna en el presente y muy limitada en el futuro. El ICC-ICO tiene sentido para calibrar oscilaciones de la coyuntura; pero no lo tiene en momentos álgidos. Es imposible encontrar hoy a un solo empresario que se muestre «confiado». Y para este viaje, ni alforjas... ni índices. LOS DEPORTISTAS que participarán a partir del viernes en los Juegos Olímpicos que organiza China están sometidos a una censura que les impide incluso participar en blogs. También tienen prohibido hacer declaraciones de índole política, sobre todo si su opinión hace referencia a la catadura indecente del régimen anfitrión. Así figura, al parecer, en una Carta olímpica a la que deben obediencia, claramente fraguada durante la guerra fría y con la que sus autores pretendían hacer posible la coexistencia entre Oriente y Occidente. China es, en efecto, una potencia emergente que con seguridad adquirirá una eminencia exorbitante en pocas décadas. Es pues lógico que se la trate con miramientos y hasta con delicadeza. Pero no es en absoluto tolerable que los principios básicos de nuestra civilización se inclinen ante su sectaria inflexibilidad. Los atletas tienen el muy comprensible afán de lucirse en esta oportunidad solemne que se les brinda. Pero los grandes países occidentales deberían negarse a ese sometimiento que se les exige. Por esta vía, China no aprenderá nunca que su poderío es incapaz de ocultar sus miserias autoritarias.