AL TRASLUZ
Se busca nombre
A ESTA CRISIS hay que ponerle un nombre, como se bautiza a huracanes y tifones. Si se nos dice que El Juanita se aproxima hacia nosotros tras haber arruinado diez mercados bursátiles te asustas menos. Necesitamos un nombre para exorcizarla mejor, pues es todo menos una abstracción teórica. Y cuando haya pasado ¿dejará alguna lección que nos haga mejores personas o, simplemente, la vieja rueda de piedra seguirá girando como antes, salvo para quienes se han quedado en la cuneta? Mientras tanto, lo previsible es que una parte de la sociedad se endurezca, incluso respecto a valores que ya creíamos definitivamente asentados, aunque también permitirá aflorar energías positivas adormiladas. No creo que sea el momento para ahorrar en políticas sociales, sino, al contrario, de fomentar las apropiadas. Anoche, dándole vueltas a esta columna, pensé en mi padre y la dignidad que nos mostró ante las dificultades económicas o profesionales que la vida le puso, y no fueron pocas; como muchos hombres de su generación era un personaje de Capra, en una película equivocada. Las cifras, tanto las negativas como las positivas, son sólo números; lo importante está detrás, o mejor delante: hombres y mujeres que conforman una epopeya de héroes que ignoran serlo; en definitiva, familias, cada una con sus propias historias y fardos. Así ha sido siempre, así es y seguirá siéndolo. La vieja canción de la vida es siempre la misma, aunqu e cambien los arreglos. De momento, he localizado mi ejemplar de Las uvas de la ira , que John Ford plasmó en bello blanco y negro. Esta crisis se ha metido en las casas, como una visita inesperada que aparece con las maletas y el pijama ya puesto. Por ello, necesitamos ponerle nombre, apellidos, incluso un mote. Para insultarla mejor.