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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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ASEGURAN en medios oficiales que aproximadamente en un mes dispondremos de la versión definitiva de las causas de la tragedia del avión de Spanair, desplomado durante su operación de despegue en Barajas el pasado día 20. Hasta entonces, será imprescindible atenerse a tres clases de conjeturas: las derivadas, primero, de los testimonios de supervivientes o últimos mensajes de algunas víctimas; en segundo lugar, de las deducciones de algunos técnicos, privados u oficiales, que, en función de lo conocido o de las reacciones de los motores, han podido elaborar sus propias hipótesis de trabajo. Y en tercer lugar, las versiones que la propia línea aérea ha querido ir proporcionando a los familiares de las víctimas para tranquilizar los ánimos y relajar un ambiente crispado, como efecto de esas dos clases de conjeturas iniciales, nada favorables al mantenimiento del aparato ni las actuaciones más aconsejables de la dirección del vuelo. Es lógico que una tragedia y una catástrofe de las dimensiones de ésta no haya satisfecho, ni mucho menos, a los familiares de las víctimas, que han tenido información abundante sobre las circunstancias económicas que atraviesa la compañía Spanair y su empresa propietaria, SAS. Con una nota agravante: las explicaciones de estas dos sociedades han estado lejos de aplacar y de dar satisfacción a tales familiares: ni han tenido rigor suficiente ni contundencia y credibilidad en sus proclamaciones y explicaciones. De ahí que, sobre todo, las reclamaciones se dirijan, una y otra vez, a las sociedades afectadas. A los restantes agentes, especialmente al Gobierno, se le vienen reclamando a su vez dos cosas: primero, la mayor urgencia en la consecución y traslado de la lectura de las cintas-cajas negras y de los resultados de las comisiones de investigación correspondientes. Y en segundo término, que presione a las sociedades afectadas para que no oculten informaciones y den a conocer todas las que están en su poder. Pero, claro, en el caso de que se hubieran producido actuaciones inadecuadas, ¿quién podría reclamar y exigir esos comportamientos de autoinculpación que algunos parecen estar esperando? Entre otras cosas, porque se está jugando el futuro de Spanair y acaso de SAS, por igual y al mismo tiempo...